El descubrimiento sorprendió a la comunidad científica que conocía su superioridad ante otras especies, pero no sabía que hubieran podido comerse entre ellos.
El rey de los dinosaurios, el Tyrannosaurus rex, no sólo se comía a otros más pequeños, sino que, según revela un estudio publicado hoy en la revista PLoS ONE, parece que también se comía a otros de su misma especie.
El descubrimiento sorprendió a la comunidad científica que conocía su superioridad ante otras especies, pero no sabía que hubieran podido comerse entre ellos.
Paleontólogos de EE.UU. y Canadá analizaban unos fósiles para otro estudio sobre las marcas de dientes de mamíferos en huesos de dinosaurios cuando el investigador Nick Longrich, de la Universidad de Yale, detectó un hueso con unas marcas especialmente grandes.
Según Longrich, teniendo en cuenta la edad y la ubicación de los fósiles, la marca tenía que haber sido hecha por un Tyrannosaurus rex.
"Son el tipo de marca que cualquier carnívoro grande podría haber hecho, pero el Tyrannosaurus rex era el único gran carnívoro en el oeste de América del Norte hace 65 millones de años", señaló.
Después de analizar una docena de huesos de Tyrannosaurus rex en varias colecciones de diferentes museos de fósiles, descubrió un total de tres huesos de pata (entre ellos dos dedos) y un hueso de una extremidad superior que mostraron evidencia de canibalismo.
Un porcentaje que los expertos han considerado significativo.
"Es sorprendente la frecuencia con que parece haberse producido", dijo Longrich, que no obstante señaló: todavía "no estamos exactamente seguros de lo que eso significa".
En el estudio también participan John Horner, de la Universidad del Estado de Montana; Gregory Erickson, de la Universidad del Estado de Florida, y Philip Currie, de la Universidad de Alberta.
Los expertos aseguran que las marcas son sin duda el resultado de un mordisco, aunque los científicos no están seguros de si son el resultado de una pelea.
Longrich apuntó que una de las opciones es que si dos Tyrannosaurus rex lucharon a muerte el vencedor podría haberse comido a su adversario.
"Los carnívoros modernos grandes suelen hacer esto", explicó, "es una forma conveniente de mostrar superioridad a la competencia y obtener un poco de comida al mismo tiempo".
Sin embargo, según Longrich, las marcas parecen haber sido algún tiempo después de la muerte, lo que significa que si un dinosaurio mató a otro, podría haber comido la mayor parte de la carne de las partes más accesibles del cuerpo antes de regresar para recoger las partes más pequeñas como las patas y las extremidades.
Hasta ahora el único dinosaurio catalogado como caníbal es el Majungatholus, aunque según Longrich esta práctica probable era más común de lo que se pensaba.
Según indica la revista, este hallazgo es una gran pista para conocer mejor los hábitos alimenticios de estos grandes depredadores.
Longrich apuntó que mientras que los grandes carnívoros de ahora a menudo cazan juntos en manada, los Tyrannosaurus rex probablemente actuaban por su cuenta.
"Estos animales fueron uno de los mayores carnívoros terrestres de todos los tiempos y la forma en la que comía era realmente diferente de la de las especies modernas", dijo.
"Hay un gran misterio en torno a qué y cómo comían, y esta investigación ayudará a descubrir una pieza del rompecabezas", aseguró.
EFE
El descubrimiento sorprendió a la comunidad científica que conocía su superioridad ante otras especies, pero no sabía que hubieran podido comerse entre ellos.
Paleontólogos de EE.UU. y Canadá analizaban unos fósiles para otro estudio sobre las marcas de dientes de mamíferos en huesos de dinosaurios cuando el investigador Nick Longrich, de la Universidad de Yale, detectó un hueso con unas marcas especialmente grandes.
Según Longrich, teniendo en cuenta la edad y la ubicación de los fósiles, la marca tenía que haber sido hecha por un Tyrannosaurus rex.
"Son el tipo de marca que cualquier carnívoro grande podría haber hecho, pero el Tyrannosaurus rex era el único gran carnívoro en el oeste de América del Norte hace 65 millones de años", señaló.
Después de analizar una docena de huesos de Tyrannosaurus rex en varias colecciones de diferentes museos de fósiles, descubrió un total de tres huesos de pata (entre ellos dos dedos) y un hueso de una extremidad superior que mostraron evidencia de canibalismo.
Un porcentaje que los expertos han considerado significativo.
"Es sorprendente la frecuencia con que parece haberse producido", dijo Longrich, que no obstante señaló: todavía "no estamos exactamente seguros de lo que eso significa".
En el estudio también participan John Horner, de la Universidad del Estado de Montana; Gregory Erickson, de la Universidad del Estado de Florida, y Philip Currie, de la Universidad de Alberta.
Los expertos aseguran que las marcas son sin duda el resultado de un mordisco, aunque los científicos no están seguros de si son el resultado de una pelea.
Longrich apuntó que una de las opciones es que si dos Tyrannosaurus rex lucharon a muerte el vencedor podría haberse comido a su adversario.
"Los carnívoros modernos grandes suelen hacer esto", explicó, "es una forma conveniente de mostrar superioridad a la competencia y obtener un poco de comida al mismo tiempo".
Sin embargo, según Longrich, las marcas parecen haber sido algún tiempo después de la muerte, lo que significa que si un dinosaurio mató a otro, podría haber comido la mayor parte de la carne de las partes más accesibles del cuerpo antes de regresar para recoger las partes más pequeñas como las patas y las extremidades.
Hasta ahora el único dinosaurio catalogado como caníbal es el Majungatholus, aunque según Longrich esta práctica probable era más común de lo que se pensaba.
Según indica la revista, este hallazgo es una gran pista para conocer mejor los hábitos alimenticios de estos grandes depredadores.
Longrich apuntó que mientras que los grandes carnívoros de ahora a menudo cazan juntos en manada, los Tyrannosaurus rex probablemente actuaban por su cuenta.
"Estos animales fueron uno de los mayores carnívoros terrestres de todos los tiempos y la forma en la que comía era realmente diferente de la de las especies modernas", dijo.
"Hay un gran misterio en torno a qué y cómo comían, y esta investigación ayudará a descubrir una pieza del rompecabezas", aseguró.
EFE
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