La creciente influencia política del magnate tecnológico está derribando resistencias regulatorias globales mientras Starlink alcanza los 4 millones de usuarios.
El panorama global de las telecomunicaciones está experimentando una transformación sin precedentes de la mano de Elon Musk y su servicio de internet satelital Starlink. Con más de 4 millones de usuarios en más de 100 países, la resistencia inicial de los gobiernos se está desmoronando ante una combinación de avance tecnológico, estrategia empresarial y, cada vez más, influencia política, indica un reportaje de Bloomberg.
El multimillonario CEO de SpaceX, cuya fortuna supera los $468 mil millones, ha logrado convertir su cercanía con el presidente electo Donald Trump en una poderosa herramienta de negociación internacional. Este nuevo panorama está obligando a gobiernos de todo el mundo a reconsiderar sus políticas regulatorias, algunos motivados por potenciales inversiones en otros sectores del imperio empresarial de Musk.
Un caso emblemático es Sudáfrica, país natal de Musk, donde el presidente Cyril Ramaphosa busca flexibilizar los requisitos de propiedad local para permitir la operación de Starlink, con la esperanza de atraer inversiones en producción de baterías para Tesla. Similar situación se observa en Indonesia, donde las negociaciones por el servicio satelital se entrelazan con conversaciones sobre posibles fábricas de baterías eléctricas.
La supremacía tecnológica de Starlink es innegable. Con aproximadamente 7,000 satélites en órbita y docenas más lanzados mensualmente, la compañía supera ampliamente a competidores como Eutelsat OneWeb, Amazon's Project Kuiper y el chino Spacesail. Esta ventaja técnica, combinada con una estrategia de mercado agresiva, ha llevado a la saturación del servicio en ciudades como Londres, San Diego y Ciudad de México.
Retos para Starlink
Sin embargo, no Starlink no tiene el cielo totalmente despejado. Taiwán mantiene sus reservas debido a los vínculos de Musk con China, mientras que en Filipinas han surgido preocupaciones sobre seguridad nacional. En África, reguladores como Icasa en Sudáfrica han advertido sobre multas por uso no autorizado del servicio, aunque la demanda sigue creciendo.
La expansión de Starlink también genera debate sobre su impacto en operadores locales y preocupaciones sobre privacidad y seguridad de datos. No obstante, en zonas rurales y desatendidas, la promesa de internet de alta velocidad está superando estas inquietudes. En Kenia, por ejemplo, centros de salud están adoptando el servicio por ofrecer velocidades diez veces superiores a las opciones locales a menor costo.
Y el acceso al internet satelital de Elon Musk tampoco está alejado de malos actores. Brasil reportó a finales de 2023 su uso por parte de mineros ilegales. Un sistema de Starlink también estuvo involucrado en un megadecomiso de metanfetaminas en un yate en India, estas drogas fueron valoradas en 4,000 millones de dólares.
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