Representantes de Greenpeace manifestaron que contra el hambre es mucho más eficaz el cultivo de especies y variedades que se han desarrollado a nivel local.
Representantes de Greenpeace
de España, México, y un campesino canadiense que ha entablado una batalla legal
contra una multinacional de transgénicos, criticaron hoy el uso de esas
semillas en México y alertaron de que éstas no sirven para paliar el hambre en
el mundo.
"La experiencia
demuestra que contra el hambre es mucho más eficaz el cultivo de especies y
variedades que se han desarrollado a nivel local que el monocultivo a gran
escala que promueven multinacionales como Monsanto", explicó Juan López de
Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España.
Uralde citó como ejemplo de
que los organismos genéticamente modificados (OGM) no mitigan el hambre, lo
ocurrido en Argentina, donde la expansión de estos cultivos no impidió
"tremendas hambrunas" tras la recesión económica de 2002.
"No existe en absoluto
una relación causa-efecto entre el aumento de transgénicos y la reducción del
hambre. Más bien al contrario. Y desde luego desde nuestro punto de vista el
problema del hambre no es cómo producir más sino cómo repartir mejor los
recursos que hay", señaló.
Por su parte la directora
ejecutiva de la misma ONG en México, Patricia Arendar, demandó proteger
activamente las 59 razas y variedades de maíz que el país latinoamericano posee
y evitar que sean contaminadas con los OGM.
Los críticos coincidieron en
que la dependencia de los campesinos hacia las trasnacionales que comercializan
las semillas modificadas supone riesgos para la salud y el medio ambiente.
Por eso dijeron que lo ideal
en este momento es aplicar el principio de precaución y prescindir de estos
cultivos.
Esta posición será la que
presenten este martes en el foro "Las voces campesinas frente a los
transgénicos", en el cual mañana los especialistas compartirán las
experiencias de sus países.
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