El Ministerio de Transportes nipón desarrollará una iniciativa de implementar cápsulas salvavidas en los colegios y residencias de ancianos. Los artefactos permitirán sobrevivir en caso de tsunamis.
El Ministerio de Transportes de Japón desarrollará cápsulas salvavidas que permiten sobrevivir en su interior durante días en caso de tsunami, con la intención de instalarlas en escuelas o residencias de ancianos, informó hoy la cadena NHK.
La cápsula flotante, con una forma similar a la de un pequeño batiscafo, tendrá capacidad para entre 20 y 50 personas y contará con aseos y reservas de comida para varios días.
El ministerio de Transportes ya realiza pruebas con prototipos para verificar su resistencia a colisiones y su capacidad de flotación y prevé tener las primeras unidades preparadas en los próximos meses.
En ese sentido, el Ministerio precisó que las cápsulas serán lo suficientemente resistentes como para soportar el impacto de los escombros que se puedan producir tras el paso de la masa de agua, detalló la cadena.
La idea es instalar las naves en escuelas, guarderías y residencias de ancianos, para poder ayudar en la evacuación a las personas con dificultad para actuar con rapidez en caso de que se produzca un tsunami.
Empresas privadas niponas también han potenciado el desarrollo de cápsulas de supervivencia tras el terremoto y el tsunami que arrasó el noreste de Japón el pasado 11 de marzo.
Uno de los más populares es la cabina desarrollada por la empresa Cosmo Power, con forma de pelota de tenis y capaz de albergar en su interior hasta 4 personas en caso de catástrofe.
Este "arca de Noe", como lo describe la empresa creadora del producto, está diseñada para soportar terremotos, huracanes y tsunamis, ya que también flota en el agua.
Cosmo Power anunció que a finales del pasado septiembre, cuando lanzó el producto, ya había recibido pedidos para más de 600 unidades de su cápsula, que tiene un precio aproximado de 300.000 yenes (unos 2.825 euros).
Japón se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico" y los terremotos son relativamente frecuentes, por lo que las normas de construcción son muy estrictas y la población se somete con asiduidad a simulacros para estar preparada ante esa eventualidad.
El terremoto y devastador tsunami de marzo causaron en el noreste de Japón cerca de 20.000 muertos o desaparecidos e iniciaron una crisis nuclear, aún abierta, en la central de Fukushima, que provocó la evacuación de 80.000 personas.
EFE
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