Hace dos meses científicos revelaron jubilosos que Kepler había descubierto cinco de esos cuerpos planetarios más allá del sistema solar.
La sonda Kepler de la NASA cumple hoy un año a la caza de exoplanetas parecidos a la Tierra y que respondan de una vez por todas a la eterna pregunta: ¿Está sólo el hombre en el universo?
La sonda, que partió el 6 de marzo del año pasado desde la base de la Fuerza Aérea de EEUU en Cabo Cañaveral (Florida), ha tenido lo que la NASA califica como "éxito resonante".
Hace dos meses sus científicos revelaron jubilosos que Kepler había descubierto cinco de esos cuerpos planetarios más allá del sistema solar.
Sin embargo, los exoplanetas, bautizados como Kepler 4b, 5b, 6b, 7b y 8b, parecen ser poca cosa si se considera que las autoridades científicas de la NASA dieron como objetivo al observatorio escudriñar más de 150.000 estrellas y sus planetas hasta que expire su misión en noviembre de 2012.
Esos cinco exoplanetas, descubiertos en los primeros 43 días de exploración de Kepler, se sumaron así al casi medio millar de cuerpos similares detectados por otros observatorios astronómicos durante los últimos años.
El desafío y la esperanza es que alguno de ellos se encuentre en lo que los astrónomos califican como una "zona habitable": lo suficientemente lejos de su sol para que el agua de su superficie y elemento indispensable de cualquier actividad biológica no se evapore o lo suficientemente cerca como para que no se congele.
Según los científicos de la agencia espacial estadounidense, la tarea requerirá mucha paciencia y trabajo.
"Miraremos una amplia variedad de estrellas, desde las pequeñas y frías alrededor de las que deben circular muy de cerca los planetas, hasta las más grandes y más candentes que nuestro sol", dijo William Borucki, científico de la NASA en el Centro Ames de Investigaciones.
"Todo en esta misión se ha optimizado para encontrar planetas como la Tierra y que tengan el potencial de albergar vida", señaló.
Para la búsqueda, Kepler cuenta con los instrumentos más poderosos producidos hasta ahora para la exploración científica del espacio: un potente telescopio y una cámara de alta resolución.
Ese telescopio puede detectar cambios en el brillo de las estrellas de solo 20 partes por millón y sus imágenes son transmitidas por una cámara con una resolución de 95 megapíxeles.
Según explicaron los científicos, las observaciones se realizan a través del análisis de las fluctuaciones periódicas en la luz que emiten los planetas cuando pasan frente a su estrella
"Detectar planetas del tamaño de Júpiter con ese método es como medir el efecto lumínico que causa un mosquito cuando pasa frente a las luces de un automóvil", señaló.
"Y encontrar planetas como la Tierra es como detectar una pulga pequeñita bajo esa misma luz", añadió.
La sonda Kepler es un componente "crucial de los esfuerzos de la NASA por encontrar y estudiar planetas con características similares a las de la Tierra", señaló Jon Morse, director de astrofísica de la agencia espacial en Washington.
Por ahora, los astrónomos han determinado que existen tres tipos de exoplanetas: los gigantes gaseosos, los candentes que giran en órbitas pequeñas, y los gigantes de hielo.
Según el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, los detectados hasta ahora son "júpiteres candentes" debido a su gran masa y sus temperaturas extremas. En tamaño son similares a Neptuno y algunos de ellos todavía más grandes que Júpiter.
Con órbitas de 3,3 a 4,9 días, la temperatura de los exoplanetas es de entre 1.200 y 1.650 grados centígrados, demasiado alta para albergar algún tipo de actividad biológica como la conocemos en la Tierra.
No obstante, según indicó Morse, la comprobación de que existe un alto número de exoplanetas hace más factible la posibilidad de que se detecte la presencia de uno con las características de la Tierra.
El paso siguiente será establecer si en ellos existe o existió vida como la que nosotros conocemos en la Tierra, según los científicos.
EFE
La sonda, que partió el 6 de marzo del año pasado desde la base de la Fuerza Aérea de EEUU en Cabo Cañaveral (Florida), ha tenido lo que la NASA califica como "éxito resonante".
Hace dos meses sus científicos revelaron jubilosos que Kepler había descubierto cinco de esos cuerpos planetarios más allá del sistema solar.
Sin embargo, los exoplanetas, bautizados como Kepler 4b, 5b, 6b, 7b y 8b, parecen ser poca cosa si se considera que las autoridades científicas de la NASA dieron como objetivo al observatorio escudriñar más de 150.000 estrellas y sus planetas hasta que expire su misión en noviembre de 2012.
Esos cinco exoplanetas, descubiertos en los primeros 43 días de exploración de Kepler, se sumaron así al casi medio millar de cuerpos similares detectados por otros observatorios astronómicos durante los últimos años.
El desafío y la esperanza es que alguno de ellos se encuentre en lo que los astrónomos califican como una "zona habitable": lo suficientemente lejos de su sol para que el agua de su superficie y elemento indispensable de cualquier actividad biológica no se evapore o lo suficientemente cerca como para que no se congele.
Según los científicos de la agencia espacial estadounidense, la tarea requerirá mucha paciencia y trabajo.
"Miraremos una amplia variedad de estrellas, desde las pequeñas y frías alrededor de las que deben circular muy de cerca los planetas, hasta las más grandes y más candentes que nuestro sol", dijo William Borucki, científico de la NASA en el Centro Ames de Investigaciones.
"Todo en esta misión se ha optimizado para encontrar planetas como la Tierra y que tengan el potencial de albergar vida", señaló.
Para la búsqueda, Kepler cuenta con los instrumentos más poderosos producidos hasta ahora para la exploración científica del espacio: un potente telescopio y una cámara de alta resolución.
Ese telescopio puede detectar cambios en el brillo de las estrellas de solo 20 partes por millón y sus imágenes son transmitidas por una cámara con una resolución de 95 megapíxeles.
Según explicaron los científicos, las observaciones se realizan a través del análisis de las fluctuaciones periódicas en la luz que emiten los planetas cuando pasan frente a su estrella
"Detectar planetas del tamaño de Júpiter con ese método es como medir el efecto lumínico que causa un mosquito cuando pasa frente a las luces de un automóvil", señaló.
"Y encontrar planetas como la Tierra es como detectar una pulga pequeñita bajo esa misma luz", añadió.
La sonda Kepler es un componente "crucial de los esfuerzos de la NASA por encontrar y estudiar planetas con características similares a las de la Tierra", señaló Jon Morse, director de astrofísica de la agencia espacial en Washington.
Por ahora, los astrónomos han determinado que existen tres tipos de exoplanetas: los gigantes gaseosos, los candentes que giran en órbitas pequeñas, y los gigantes de hielo.
Según el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, los detectados hasta ahora son "júpiteres candentes" debido a su gran masa y sus temperaturas extremas. En tamaño son similares a Neptuno y algunos de ellos todavía más grandes que Júpiter.
Con órbitas de 3,3 a 4,9 días, la temperatura de los exoplanetas es de entre 1.200 y 1.650 grados centígrados, demasiado alta para albergar algún tipo de actividad biológica como la conocemos en la Tierra.
No obstante, según indicó Morse, la comprobación de que existe un alto número de exoplanetas hace más factible la posibilidad de que se detecte la presencia de uno con las características de la Tierra.
El paso siguiente será establecer si en ellos existe o existió vida como la que nosotros conocemos en la Tierra, según los científicos.
EFE
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