En la imagen se observa una lágrima de alegría (arriba) y una ocasionada por la cebolla (abajo).
La felicidad y la tristeza son diferentes emociones que generan lágrimas morfológicamente distintas, aunque compuestas por los mismos elementos: agua, aceites, minerales, proteínas, entre otros.
En el marco del proyecto “La topografía de las lágrimas”, la fotógrafa Rose-Lynn Fisher tomó muestras de lágrimas generadas en diversas situaciones. Las secó y estudió para conocer qué diferencias existían entre ellas, todo esto bajo el objetivo de potentes microscopios electrónicos de barrido, quedando reveladas formas sorprendentes y abstractas, demasiado pequeñas para ver a simple vista.
Es así que Fisher concluyó que hay tres tipos de lágrimas: las causadas por emociones extremas como la alegría, la tristeza, la euforia, el rechazo, entre otros; las basales, generadas para mantener la córnea lubricada (de 0,75 a 1,1 gramos cada día); y las reflejas, causadas por cebolladas o gas, es decir, agendas externos.
¿Cómo una lágrima que viene del mismo sitio parece diferente? “Depende de la circunstancia”, enfatizó la artista. A pesar de que la composición básica de la lágrima permanece constante, existen cambios químicos menores en las mismas, según el motivo por la que se desarrollaron y en función del área del cerebro que se active a cada estímulo.
En este sentido, las lágrimas emocionales, por ejemplo, contienen más hormonas y leucina encefalina, un analgésico natural que se libera cuando el cuerpo está bajo estrés.
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