Después de cinco meses, las familias que recibieron el tratamiento notaron las mejorías en la participación, la atención y la conducta social de su bebé.
Un programa terapéutico basado en vídeos para las familias con bebés con riesgo de autismo podría reducir la probabilidad de que los niños desarrollen el trastorno, según un estudio que publica este jueves la revista británica "The Lancet Psychiatry".
El estudio, elaborado por varias universidades británicas, se realizó en familias con bebés de 7 a 10 meses con riesgo de autismo -por tener hermanos ya diagnosticados- y evaluó la eficacia del tratamiento con vídeos en el primer año de vida del bebé.
Este tratamiento, incluido dentro del Programa de Promoción de la Crianza Positiva, una estrategia internacional para la mejora de la salud mental infantil, tenía como objetivo disminuir los primeros síntomas del autismo previos al diagnóstico para mejorar la interacción social durante el primer año de vida del bebé.
"Nuestros hallazgos indican que utilizar terapias basadas en vídeos (de ellos mismos) ayuda a los padres a entender y responder al particular modo de comunicación que tienen estos niños durante su primer año de vida", explicó el profesor de la universidad de Manchester y coordinador de la investigación, Jonathan Green.
Green aseguró que esta técnica, en la que los padres ven grabaciones de ellos mismos interactuando con sus hijos, podría ayudar a las familias a "modificar las conductas relacionadas con el autismo así como sus síntomas".
En la investigación participaron 54 familias que tenían un hijo con riesgo de autismo y que recibieron un mínimo de seis sesiones de tratamiento junto a un terapeuta en su casa.
Durante la terapia se visualizaron vídeos en los que aparecían secuencias en las que los padres interactuaban con su bebé para ayudarles a entender y responder a la manera en la que su hijo se comunicaba con ellos.
Después de cinco meses, las familias que recibieron el tratamiento notaron las mejorías en la participación, la atención y la conducta social de su bebé.
Además, el estudio reveló que, tras la terapia, los padres mostraron cambios en su conducta, como ser menos exigentes en sus interacciones aunque incrementasen la atención por su bebé.
Los niños con autismo reciben normalmente el primer tratamiento entre los 3 y los 4 años de edad, pero este estudio sugiere que reducir los riesgos de autismo cuanto antes puede disminuir el desarrollo de los síntomas más adelante.
Estudios previos demostraron que los primeros síntomas de riesgo de autismo, como la escasa atención a los padres, el bajo interés social y el no mirar a los ojos podrían manifestarse en su primer año de vida.
Sin embargo, apunta el estudio, hasta ahora no existen tratamientos de prueba que hayan evaluado la posibilidad de modificar estos marcadores tempranos y reducir así el riesgo posterior de desarrollar autismo.
Los autores piden cautela con este análisis ya que el número de participantes ha sido limitado y se necesitarían estudios más amplios para poder establecer conclusiones definitivas.
EFE
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