Las ondas de sonido generadas por el terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011 fueron captadas por el satélite de observación GOCE de la Agencia Espacial Europea.
El devastador tsunami que afectó a Japón el 11 de marzo de 2011 generó unas vibraciones en el espacio que fueron sentidas por el satélite de observación de la Tierra GOCE de la Agencia Espacial Europea (ESA), dijo hoy esta entidad en París.
Según las conclusiones de los científicos que han explorado sus datos, GOCE detectó ondas de sonido procedentes de ese sismo cuando pasó a través de ellas en su órbita a algo menos de 270 kilómetros en torno a nuestro planeta, indicó la ESA en un comunicado.
En concreto, sus acelerómetros registraron el desplazamiento vertical de la atmósfera circundante de un modo similar al que los sismógrafos dan cuenta de los terremotos en la superficie de la Tierra.
La razón es que los grandes sismos no solo provocan ondas en las profundidades terrestres, sino que "hacen que la superficie del planeta vibre como la piel de un tambor", explicó la agencia.
Eso da lugar a otras ondas de sonido que viajan hacia arriba a través de la atmósfera y cuyo tamaño cambia: de varios centímetros en superficie, pasan a tener kilómetros a altitudes superiores a 200-300 kilómetros.
El GOCE, que cartografía la gravedad de la Tierra, está equipado con un innovador instrumento que compensa instantáneamente cualquier alteración o resistencia a la que se ve confrontado al atravesar un remanente de la atmósfera.
El satélite permanece ultra-estable en su órbita baja para cumplir su cometido de recopilar medidas de la gravedad de la Tierra gracias a ese dispositivo, y la explotación de los datos de su acelerómetro permite deducir la densidad atmosférica y los vientos verticales con los que se ha cruzado en su camino.
Eso es lo que han hecho científicos del Instituto de Investigaciones en Astrofísica y Planetología de Francia, de la Agencia Espacial Francesa (CNES), del Instituto de Ciencias Físicas de la Tierra de París y de la Universidad de Tecnología de Delft, en Holanda, respaldados por la ESA.
Rafael García, del Instituto de Investigación en Astrofísica y Planetología, explicó que "los sismólogos están especialmente emocionados con estos descubrimientos".
El motivo -añadió García- es que "eran virtualmente los únicos científicos de la Tierra sin un instrumento espacial que pudiera compararse directamente con los que se utilizan en tierra. Con esta nueva herramienta pueden empezar a mirar hacia el espacio para comprender qué ocurre bajo sus pies".
EFE
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