Los resultados no sólo hablarán sobre el clima, sino que también ofrecerán datos sobre los sismos en ese período y sobre el fenómeno del calentamiento del planeta.
Científicos de varios países explorarán
el subsuelo del lugar más bajo del planeta, el Mar Muerto, en un
proyecto para investigar las condiciones climáticas en la Tierra
hace medio millón de años.
El objetivo del proyecto es perforar el subsuelo de esa cuenca salada, cuyo nivel de agua está a más de 400 metros bajo el nivel de los océanos, para llegar a unos estratos geológicos que atestigüen cómo era el clima en Oriente Medio en esa época del Pleistoceno.
"El testigo que intentamos extraer es una prueba geológica continua de sedimentos que sirva de referencia, a modo de archivo, sobre los cambios climáticos que hubo en la región hace medio millón de años", explica el geólogo israelí Tzvi Ben Abraham, jefe del proyecto e investigador de la Universidad de Tel Aviv.
Los "testigos" son muestras cilíndricas de material sedimentado obtenido en perforaciones a gran profundidad y que, por un principio básico de ordenamiento, relatan las condiciones climáticas a lo largo de la historia.
En declaraciones que publica la edición electrónica del diario Yediot Aharonot, el investigador asegura que los resultados no sólo "hablarán" sobre el clima, sino que ofrecerán también datos sobre los movimientos telúricos registrados en todo ese período y sobre el fenómeno del calentamiento del planeta.
Para llegar a esos datos los científicos deberán construir primero una plataforma perforadora en la laguna norte del Mar Muerto, la más profunda de las dos de la cuenca salada y la que menos alteraciones ha sufrido por el efecto del hombre.
La laguna sur está completamente industrializada y desde hace años recibe agua de la del norte gracias al bombeo realizado por las Industrias del Mar Muerto, que financiarán una parte de la perforación por su interés en la prospección de minerales.
Moti Stein, investigador del Instituto Geológico israelí, explica que el Mar Muerto es un lugar adecuado para esta investigación porque, aparte de ser el lugar más bajo del planeta, hay constancia de agua en el lugar desde hace ya tres millones de años.
"Estos lagos prehistóricos eran "lagos terminales", es decir el último lugar en el que se depositaban las aguas (de la región), lo que con otros factores muy exclusivos lo convierten en archivos muy exactos del clima que hubo en la región", añade el experto.
La prueba que aspiran a obtener los investigadores está a unos 500 metros por debajo del subsuelo del Mar Muerto, es decir, a entre 1.000 y 1.300 metros por debajo del nivel del mar.
En las últimas dos décadas las perforaciones más conocidas de este tipo han sido realizadas en la Antártida para extraer muestras glaciales, pero Stein asegura que los testigos del bíblico lago salado serán más detallados.
"Hay otros lugares en el mundo que también son "archivos" (geológicos), como son los hielos de la Antártida, pero éste ofrecerá información sobre un período más largo y permitirá descubrir información en una resolución casi anual, lo cual es excepcional", agrega Stein.
El proyecto, que comenzará en noviembre, responde a una iniciativa del "International Continental Scientific Drilling Program" (Programa Internacional de Perforación Científica Continental), que lleva a cabo perforaciones de este tipo por todo el planeta.
En la perforación del Mar Muerto tomarán parte investigadores de Israel, Jordania, Japón, Suiza y Estados Unidos y los resultados serán después comparados con los mismos estratos de otras regiones del planeta para tener una idea de cómo era la situación a escala global.
Además de ser el lugar más bajo del planeta, el Mar Muerto es el lago más salado, con una salinidad seis veces superior a la del Mar Mediterráneo, lo que alienta la evaporación de sus aguas.
Esa circunstancia, sumada a la falta de recursos hídricos sostenidos en la región, lo desecaron casi por completo hace 13.000 años, por lo que no se descarta que las pruebas que se extraigan puedan contribuir a otros campos de la ciencia. EFE
El objetivo del proyecto es perforar el subsuelo de esa cuenca salada, cuyo nivel de agua está a más de 400 metros bajo el nivel de los océanos, para llegar a unos estratos geológicos que atestigüen cómo era el clima en Oriente Medio en esa época del Pleistoceno.
"El testigo que intentamos extraer es una prueba geológica continua de sedimentos que sirva de referencia, a modo de archivo, sobre los cambios climáticos que hubo en la región hace medio millón de años", explica el geólogo israelí Tzvi Ben Abraham, jefe del proyecto e investigador de la Universidad de Tel Aviv.
Los "testigos" son muestras cilíndricas de material sedimentado obtenido en perforaciones a gran profundidad y que, por un principio básico de ordenamiento, relatan las condiciones climáticas a lo largo de la historia.
En declaraciones que publica la edición electrónica del diario Yediot Aharonot, el investigador asegura que los resultados no sólo "hablarán" sobre el clima, sino que ofrecerán también datos sobre los movimientos telúricos registrados en todo ese período y sobre el fenómeno del calentamiento del planeta.
Para llegar a esos datos los científicos deberán construir primero una plataforma perforadora en la laguna norte del Mar Muerto, la más profunda de las dos de la cuenca salada y la que menos alteraciones ha sufrido por el efecto del hombre.
La laguna sur está completamente industrializada y desde hace años recibe agua de la del norte gracias al bombeo realizado por las Industrias del Mar Muerto, que financiarán una parte de la perforación por su interés en la prospección de minerales.
Moti Stein, investigador del Instituto Geológico israelí, explica que el Mar Muerto es un lugar adecuado para esta investigación porque, aparte de ser el lugar más bajo del planeta, hay constancia de agua en el lugar desde hace ya tres millones de años.
"Estos lagos prehistóricos eran "lagos terminales", es decir el último lugar en el que se depositaban las aguas (de la región), lo que con otros factores muy exclusivos lo convierten en archivos muy exactos del clima que hubo en la región", añade el experto.
La prueba que aspiran a obtener los investigadores está a unos 500 metros por debajo del subsuelo del Mar Muerto, es decir, a entre 1.000 y 1.300 metros por debajo del nivel del mar.
En las últimas dos décadas las perforaciones más conocidas de este tipo han sido realizadas en la Antártida para extraer muestras glaciales, pero Stein asegura que los testigos del bíblico lago salado serán más detallados.
"Hay otros lugares en el mundo que también son "archivos" (geológicos), como son los hielos de la Antártida, pero éste ofrecerá información sobre un período más largo y permitirá descubrir información en una resolución casi anual, lo cual es excepcional", agrega Stein.
El proyecto, que comenzará en noviembre, responde a una iniciativa del "International Continental Scientific Drilling Program" (Programa Internacional de Perforación Científica Continental), que lleva a cabo perforaciones de este tipo por todo el planeta.
En la perforación del Mar Muerto tomarán parte investigadores de Israel, Jordania, Japón, Suiza y Estados Unidos y los resultados serán después comparados con los mismos estratos de otras regiones del planeta para tener una idea de cómo era la situación a escala global.
Además de ser el lugar más bajo del planeta, el Mar Muerto es el lago más salado, con una salinidad seis veces superior a la del Mar Mediterráneo, lo que alienta la evaporación de sus aguas.
Esa circunstancia, sumada a la falta de recursos hídricos sostenidos en la región, lo desecaron casi por completo hace 13.000 años, por lo que no se descarta que las pruebas que se extraigan puedan contribuir a otros campos de la ciencia. EFE
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