La razón fue que algunos de los sensores habían sido puestos en una posición de 180 grados respecto de la correcta, es decir, al revés.
Unos sensores de velocidad angular mal instalados causaron la caída del cohete ruso Protón que se estrelló el pasado día 2 en el cosmódromo de Baikonur (Kazjistán), informó el subdirector de la agencia espacial rusa (Roscomos), Alexandr Lopatin.
"En el Centro Jrúnichev (fabricante de los Protón) los sensores fueron instalados de manera inadecuada", dijo Lopatin, jefe de la comisión estatal investigadora del accidente, citado por la agencia oficial rusa.
Precisó que los seis sensores de velocidad angular con los que se dotan los cohetes de este tipo estaban en perfecto estado, como quedó reflejado en la serie de pruebas a los que fueron sometidos.
"En el segundo 12 de vuelo el sistema de mando generó una señal de que se había superado los ángulos máximos de vuelo", dijo Lopatin.
Explicó que los datos de telemetría y los experimentos realizados por los expertos de la investigación mostraron que algunos de los sensores habían sido puestos en una posición de 180 grados respecto de la correcta, es decir, al revés.
Al mismo tiempo, el número dos de Roscomos indicó que el montaje de dichos instrumentos en el casco del cohete es "extremadamente complejo e incómodo".
"Sabemos quiénes los instalaron y quiénes supervisaron. Pero no quisiera hacer públicos su nombres. Aún hay que investigar", subrayó.
El cohete Proton, el cohete que debía poner en órbita tres satélites Glonass-M para el sistema de posicionamiento ruso GLONASS (análogo al GPS estadounidense), se desvió de su trayectoria vertical, se estrelló contra el suelo y causó una gigantesca explosión.
El aparatoso accidente, que causó pérdidas valoradas en un primer momento en más de 200 millones de dólares, no dejo víctimas.
Actualmente, una comisión ruso-kazaja evalúa los daños causado al medioambiente y se espera que el próximo día 26 emita las conclusiones de sus estudios. EFE
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