Cientos de personas ponen en peligro sus vidas para lograr un mayor número de likes en sus publicaciones o un mayor número de reproducciones en sus videos. ¿Debería haber un límite para ellos?
Las redes sociales se han convertido en difusoras del contenido de entretenimiento principal entre jóvenes y adolescentes. Facebook, Twitter e Instagram son las plataformas preferidas para compartir vivencias personales con el propósito de llegar a cientos de personas, cercanas o no.
Lastimosamente, la necesidad de interacciones y reacciones transforma el contenido que se distribuye en las redes en productos básicos y bajos en calidad. Comportamientos peligrosos y nocivos pueden ser hallados fácilmente y ser ejemplo para menores que repiten lo que observan.
En las últimas horas, una streamer denominada Seaside Girl Little Seven se hizo viral, como quiso, pero de una manera muy contraria a la que pensó. La joven asiática mantenía seguidores por un contenido: degustar comida marina. Sin embargo, no conforme con las cifras que mantenía en internet, decidió probar animales marinos vivos. La viralización llegó al transmitirse un fallido almuerzo de un pulpo que resistió al acto.
Esto no sucede solo con este tipo de videos. Los famosos challenges son los más reconocidos en este ámbito de contenido superficial. Las tendencias determinan de manera mundial las historias, videos o fotografías que se observarán en las redes durante un lapso de tiempo. Ejemplo de ello fue el “Kiki Challenge”, el cual consistía en descender de un auto en movimiento al ritmo de ‘In my feelings’ del rapero Drake. Esto, por supuesto, ocasionó cientos de accidentes de tránsito.
El ‘Hot Water Challenge” no tuvo un impacto similar al del “Kiki challenge”, pero mandó a un número similar de personas al hospital. El reto era echarle agua hirviendo a un amigo desprevenido.
Algunas plataformas ya están tomando conciencia al respecto. Instagram, en su afán de mejorar el contenido en su plataforma, esá considerando dejar de mostrar los "me gusta" de las publicaciones, cifra que erroneamente es considerada como indicador de popularidad o calidad.
¿Cuáles son límites que debe tener una persona para sus contenidos?
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