La pandemia de la COVID-19 han pasado las audiencias públicas al terreno de las videollamadas.
Indonesia ha condenado, desde el inicio de la pandemia, a decenas de presos a la pena de muerte por Zoom u otras aplicaciones de video, en juicios "crueles" que pueden perjudicar a la defensa, según militantes de derechos.
Este país del sudeste asiático organiza procesos en línea desde que las restricciones por la pandemia de la COVID-19 obligaron a los tribunales a renunciar a la mayoría de las audiencias públicas, en particular en casos de drogas o de asesinatos que pueden generar penas capitales.
Aumento de penas por videollamada
La pandemia no ha frenado el número de condenas a muerte pronunciadas en Indonesia, al contrario: al menos 177 personas fueron condenadas a la pena capital en 2020, según Amnistía Internacional, contra 80 el año precedente.
En un centenar de casos el año pasado, los jueces solo vieron el rostro de los acusados a través de una pantalla.
La mayoría de los condenados a muerte lo son por tráfico de drogas, muy severamente castigado en el país, que tiene la mayor población musulmana del mundo.
En abril, 13 miembros de un red de traficantes, entre ellos tres iraníes y un paquistaní, fueron condenados a muerte a través de internet, por haber transportado a Indonesia 400 kilos de metanfetamina.
El miércoles un tribunal de Yakarta condenó, vía video, a seis militantes islamistas a la pena capital por su rol en revueltas carcelarias en 2018 que causaron cinco muertos entre las fuerzas de seguridad.
"Las audiencias virtuales socavan los derechos de los acusados que corren el riesgo de la pena de muerte", se lamenta Usman Hamid, director de Amnistía Internacional en Indonesia, consultado por la AFP.
"La pena capital siempre es un castigo cruel, pero esta tendencia a dictarla en línea agrega injusticia y crueldad", asegura.
Defensa comprometida
El número de ejecuciones y condenas a muerte ha disminuido este año en todo el mundo, según el informe anual de Amnistía Internacional publicado esta semana. Pero Indonesia es una excepción, con un alza de las penas de muerte pronunciadas respecto a años anteriores.
Según las ONG, las audiencias en línea impiden a los acusados defenderse bien en juicios a menudo interrumpidos por cortes de internet, u otros problemas técnicos.
Varios abogados se han quejado de no haber podido hablar con sus clientes debido a las restricciones causadas por la pandemia.
Y las familias de los acusados se han visto a menudo impedidos de asistir a las audiencias que, en tiempo normal, están abiertas al público.
AFP
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