Con pruebas de COVID-19 semanales y mascarillas -muy alejados del romanticismo que caracteriza a las telenovelas- se graba la nueva "Café, con aroma de mujer", protagonizada por William Levy
Decenas de campesinos con mascarilla permanecen inmóviles bajo el sol del mediodía en un cafetal del centro de Colombia. De repente, una voz exclama: "¡Fuera tapabocas, vamos a grabar!". Las telenovelas reviven luego de la parálisis por la pandemia como es el caso de la nueva adaptación de "Café, con aroma de mujer", protagonizada por Laura Londoño y William Levy.
Los culebrones se producen con asepsia, pruebas de COVID-19, restricción en los aforos, mascarillas, trajes antifluidos, presupuestos ajustados por la crisis y un riesgo permanente, muy alejados del romanticismo que caracteriza a sus historias.
En septiembre las productoras emprendieron un regreso gradual a los estudios bajo estrictos protocolos. Según la Asociación Nacional de Medios de Comunicación, el confinamiento obligó a RCN, que estrenará "Café, con aroma de mujer", y a su competidora Caracol a detener 38 producciones.
PRUEBA DE CONFIANZA
Las producciones audiovisuales riñen con el distanciamiento social. Maquilladores, vestuaristas y actores dependen de la cercanía física para hacer su trabajo y docenas de personas se concentran en el set para iluminar y grabar cada secuencia.
Del otro lado de la cámara, Laura Londoño y William Levy, los protagonistas de "Café, con aroma de mujer", conversan sin mascarilla a pocos a centímetros de distancia, anticipando el romance que unirá a sus personajes Paloma y Sebastián.
"Si fuéramos astronautas pues tendríamos otras distancias pero somos actores, trabajamos con la voz, con el cuerpo", comenta Katherine Vélez, quien interpreta a Carmenza, la madre de Paloma.
Ante la imposibilidad del distanciamiento, todo el equipo es sometido los lunes a una prueba PCR.
Aunque la mayoría duerme en la hacienda donde se graba la telenovela, el rodaje no es una burbuja: todos pueden salir en su días libres para ver a sus familias
Según la productora ejecutiva Yalile Giordanelli, el testeo regular ha tenido "costos enormes", pero es necesario: un contagio podría obligar a aislar a alguno de los actores y retrasaría toda la producción, un precio aún mayor.
Mauricio Cruz, director de la telenovela, considera vital la realización de pruebas para que los actores se sientan cómodos en escenas de contacto cercano. "Ayer para hacer unas promociones hubo escena de beso pero (...) el examen había sido anteayer entonces (...) estábamos muy seguros", dice Cruz.
REALIDAD Y FICCIÓN
La industria de las telenovelas se juega su superviviencia en una cierta contradicción.
"Como la gente está encerrada en la casa vio más televisión (...) pero por otra parte, digamos que la industria en general, las empresas (...), dejaron de invertir en publicidad" por la crisis económica, explica la productora Giordanelli.
Esto ha significado presupuestos reducidos para las producciones, que además se enfrentan a gastos logísticos multiplicados por la pandemia.
El virus también se coló en la ficción. Los libretistas de "Café, con aroma de mujer" tuvieron que reescribir las escenas de fiestas y grandes eventos sociales para acomodarlas a pequeñas reuniones familiares.
La nueva versión es, en palabras de su productora, "una historia mucho más recogida, íntima", fiel reflejo de la difícil coyuntura en la que se grabó. (AFP)
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