Jonathan Nolan y Lisa Joy hablan sobre la serie de HBO, la cual muestra un universo en el que los robots ─con apariencia humana─ intentan tomar el control.
Un parque de atracciones donde dar rienda suelta a todo tipo de impulsos humanos, sin restricciones ni consecuencias. Ese era el punto de partida de la serie "Westworld", pero sus creadores, Jonathan Nolan y Lisa Joy, están convencidos de que "el libre albedrío no existe".
"La sociedad está construida en torno a la premisa del libre albedrío del individuo, pero hay evidencias de que no existe, lo que existe es la creencia en esa libertad; nuestras decisiones y comportamientos tienen una base subconsciente completamente fuera de nuestro control", adviertió Nolan.
La pareja de guionistas y productores, matrimonio en la vida real, se encuentran promocionando el final de la segunda temporada de la serie de HBO en Madrid. El último capítulo se estrenará este domingo y promete arrojar algo de luz sobre el caos. Si la primera temporada avanzaba de modo más lineal en torno a cada personaje, en la segunda cualquier atisbo de orden salta por los aires.
"La estructura tenía que ser no lineal porque partimos de la mente fracturada del personaje de Bernard (Jeffrey Wright) y cómo este trata de juntar las piezas del puzzle", explica Nolan, autor junto a su hermano Christopher de aclamados y también enrevesados títulos como "Memento", "Interstellar" o "The Dark Knight".
"Westworld" es un parque de atracciones habitado por robots con apariencia humana y ambientado en el Lejano Oeste. Gran parte de su buena acogida por parte de la crítica tiene que ver con los ecos filosóficos que resuenan en su trama y las reflexiones sobre el impacto de la inteligencia artificial (I.A.) en nuestras vidas.
"Hasta ahora el desarrollo de la I.A. ha servido para compartimentar los flujos de información en subgrupos que no se comunican entre ellos, de modo que reduce a los humanos a algoritmos fácilmente manipulables", indica Joy, licenciada en Derecho en Harvard.
UN POCO DE HISTORIA
La rebelión de los robots ─llamados anfitriones en la serie─ contra los humanos que comienza en la primera temporada de "Westworld" y su empeño en abandonar los límites del mundo para el que fueron creados arroja imágenes en la pantalla que remiten a los flujos de refugiados en el siglo XXI.
"La inspiración viene de la tortuosa historia del Oeste, fundada por gente que buscaba un lugar donde empezar de cero a la vez que expulsaba a otros, es una historia de desplazamientos, miseria y esperanza, que por desgracia sigue resonando en pleno siglo XXI", dice Nolan.
Tanto él como su pareja son hijos de inmigrantes, por lo que la polémica política de Trump en la frontera con México les afecta especialmente.
"La separación de los niños y sus padres es una abominación", sostiene Joy. "Es un tema que hemos explorado en esta temporada a través del personaje de Maeve (Thandie Newton), lo que eres capaz de hacer para mantener a salvo a un hijo, personalmente no imagino peor tortura que sufrir la separación de mis hijos". EFE
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