Cayetana da por terminada su relación con Joel y deja la casa de los González llevándose a su mayordomo Claudio lo cual provoca una crisis en la casa.
Nicolás está sentado en el aeropuerto junto a Rubí cuando se entera que su vuelo a Iquitos se retrasará una hora y media. “Si quieres podemos ir al salón VIP y ahí puedes comer lo que quieras o dormir. Soy Nicolás de las Casas, mucho gusto”, le propone a Rubí.
Cayetana enfrenta a Fernanda y Joel. “Esta guerra recién empieza y ya te voy ganando”, le dice Fernanda a Cayetana. “¿Por qué me haces esto Joel?”, pregunta apenada. Cayetana llora. “No puedo estar con alguien que me miente. Creo que Fernanda tiene razón, tú sientes algo por ella. Esto se terminó. Me voy de tu casa”, le dice. “Te juro que te amo. Tienes que creerme, te amo”, le dice Joel. “Esto se termina acá, me voy por mis cosas y me llevo a Claudio”, le dice justo cuando Pepe y Tito aparecen.
Francesca le ruega a Carlos que le pida disculpas a Peter. “Es mi amigo incondicional y de paso lo ves como médico”, le dice. “Iré a verlo pero conste que lo hago por ti”, le dice el médico. “Gracias”, le dice Francesca.
Raúl no sabe cómo salir de su casa y Viviana se da cuenta. “¿Por qué estás siendo tan maleducado con mi mamá?”, le pregunta. “Hubieras sido más amable. Te estás portando como un caballo. Me dijiste que querías que mi mamá podía venir a vivir con nosotros unos días. Mírame a los ojos. A ti te pasa algo”, añade. Pero Raúl hace un rodeo y le dice que se le hace tarde para ir a trabajar.
“¡Qué has hecho insensato! ¡Y ahora quién nos va a cocinar, quién va a limpiar!”, le dicen Pepe y Tito a Joel mientras los zarandean. Aparece Teresa vestida de hermana de la caridad y les dice que hay que apoyar al prójimo. Pero se entera de que Cayetana se llevará a Claudio y entonces aflora su temperamento explosivo. “¡Y ahora quién me va a dar de comer! ¡Tienes que recuperar a Cayetana como sea!”, grita exaltada a tal punto que se le cae el velo de su hábito. “¡Nos ha arruinado!”, grita cuando llega su padre quien al enterarse de que la relación con Cayetana ha terminado también zarandea a Joel. Y pese a los intentos que hace Joel para retener a Cayetana, ella finalmente se va llevándose a Claudio, dejando consternados a los González.
Nicolás y Rubí permanecen en el salón VIP del aeropuerto. Conversan y Rubí empieza a preguntarle las razones por las que va a Iquitos. “Tengo que supervisar un megaproyecto muy importante. ¿Y tú?”, le dice. “Voy a cantar en la Fiesta de San Juan. ¿Eres casado?”, dice Rubí. “Sí, me casé el año pasado y tengo una hijita”, responde. “¿Y qué tal te va, estás feliz con tu vida de casado?”, pregunta. “Sí aunque es difícil la vida de casado”, responde. Rubí le cuenta que está sola pero que hay un ex que la ronda. “Este viaje me ayudará a despejarme”, le dice. Nicolás opina lo mismo pero luego le dice que ya es hora de abordar el avión.
Fernanda está feliz y sonriente, lo cual extraña a Isabella y Francesca. Llega Joel. “¿Ya estarás contenta, no? ¡Arruinaste mi relación!”, le dice a Fernanda. Isabella le pide a Monserrat que llame a Hiro para que lo saquen de la casa. Pero Joel lo impide y les dice que Fernanda lo besó a la fuerza y que Cayetana los vio y terminó la relación. “Pero eso es ridículo, Fernanda tiene otros intereses, díselo tu misma hija”, le dice Francesca a Isabella. “No, Joel ha dicho la verdad y yo estoy dispuesta a todo por él”, les dice a sus sorprendidas madre y abuela.
Raúl llega a la oficina de Miguel Ignacio para contarle que su suegra está viviendo en su casa. “Es por eso que tienes esa cara”, le dice su amigo. “No, mi suegra es Rebeca Villafuerte, la maestra de OBE, ¿te acuerdas?”, le dice a un asombrado Miguel Ignacio. “¿Te imaginas si Viviana se entera que la Miss Villafuerte estuvo en nuestra fiesta de graduación?”, les dice. Y empiezan a recordar sus épocas escolares. “Teníamos 17 años y ella 21 o sea que es casi de nuestra generación. Si ella no se acuerda de ti entonces qué problemas te haces”, le die Miguel Ignacio.
Carlos busca a Peter y le pide disculpas por lo que pasó. Peter le confiesa que todo se originó por un comentario que hizo Socorro y que como había estado bebido, el alcohol se le subió la cabeza. “Son inseguridades del pasado, a veces uno se enamora y no es correspondido y entonces la desilusión te atrapa pero en fin, eso ya no tiene importancia”, le dice al doctor. “¿La persona de quien te enamoraste es Francesca?”, le pregunta. Peter le confiesa que estuvo enamorado de su patrona hace años pero luego todo quedó en el terreno de la amistad. “Sabes que Francesca te quiere mucho y por todo lo que he escuchado veo que eres una buena personas”, dice Carlos. “Usted también lo es y merece estar al lado de madam”, responde Peter.
“¡Fernanda, qué clase de broma es esta!”, pregunta Francesca. Pero Fernanda les dice que quiere darse una segunda oportunidad. “¡Voy a recuperar lo que es mío! Tú no me has olvidado, vas a volver”, le dice a Joel que sale corriendo de la casa. “¡Huye! ¡Volverás!”, le dice Fernanda. “¡Creo que hay que llamar a los Bogani para pedirles el teléfono del manicomio en París!”, exclama Isabella.
Manolo llega a su casa y le dice a Peter que está confundido. “Terminé con Teresa y sabes lo que me hizo, se fue a Iquitos. Cuando le doy algo de interés, hace lo que quiere”, le confiesa.
Los González están preocupados porque no hay quien se encargará de darles de comer. Llega Reyna y les advierte que no se metan con la comida de ella y de sus hijos. “Solo hay una cosa por hacer”, dice Teresa. Y lo que hacen es ir a casa de los Bogani portando carteles. “¡Claudio vuelve a casa! ¡El pueblo tiene hambre!”, gritan pero no son atendidos. Regresan a su casa y luchan entre todos por una lata de atún. En ese se abre la puerta y es Charo que ha vuelto de Huamanga. Todos se le abalanzan y le piden que le cocine algo pero ella los detiene y sale de la casa y entra llevando a un hombre mayor. “Familia, les presento a Alejo, mi padre”, les dice a los sorprendidos