Las cosas entre Nicolás y Grace van de mal en peor a tal punto que el nieto de Francesca Maldini le pide el divorcio y hasta le envía a su abogado.
Morgana Centurión le insiste a Miguel Ignacio que Lucho González debe quedarse en la reunión de trabajo y prefiere quedarse hablando con él. “Quiero que él lleve la riendas de este proyecto”, le aclara. Además le pide a Miguel Ignacio que le traiga el presupuesto de su proyecto del departamento de Contabilidad. “Y de paso me trae un café con edulcorante. Vaya de una vez que tengo mucho que hacer”, le dice. Miguel Ignacio sale al pasillo y está demudado. Lucifer ve que algo pasa y él le dice que un ejecutivo como él debe aprender a delegar funciones. Se abre la puerta de la oficina y aparece Morgana. “¿Sigue allí? Apúrese que no tengo tiempo”, le dice a Miguel Ignacio que parte a buscar lo que le ha pedido Morgana.
Reyna le invita su famoso plato de sopa seca a don Alejo que lo disfruta muy feliz, tanto que se anima a contarle un chiste un poco subido de tono. Reyna lo escucha y final ríe a carcajadas. En ese momento llegan Grace, Charo y Teresa y contemplan la escena. Reyna le dice a Charo que ella y su padre tienen muchas cosas en común. “Así que no te pongas celosa”, le dice y se va. “¿Y eso? ¿A qué se debe tanta familiaridad”, pregunta Charo. “No es mala muchacha, ha tenido sus problemas. Me voy a la bodeguita”, dice Alejo.
Morgana Centurión se despide de Lucho. Miguel Ignacio está presente pero lo ignora olímpicamente. “Es usted un líder”, le dice al despedirse. “Así es”, responde Miguel Ignacio. “Creo que eso se lo dirigió a Luchito”, interviene Lucifer. “Lucho, ven conmigo. Necesito recuperar mi autoestima”, dice Miguel Ignacio. “¡Padrino!”, responde Lucho.
Alejo llega a la bodeguita de don Gilberto. “Estoy feliz”, dice. “Parece que estuvieras enamorado”, comenta don Gil. Alejo asiente. “¿No me digas que Socorrito te dio bola? ¡Pobre Peter!”, comenta Gilberto y luego reparan en que detrás ellos está Peter. “¡Ahora sí va a correr sangre enano bigotón!”, grita Peter. Alejo le dice que no se trata de Socorro sino de otra mujer. “¿Y cómo se llama?”, pregunta Peter. “Queti”, responde Alejo. “¿Queti?”, dice Peter. “Quetimporta”, responde Alejo pero luego confiesa que se trata de Reyna Pachas.
Isabella le comenta a Francesca que durante el viaje a la selva Miguel Ignacio se encontró con Gladys y que quiso ver a su hijo. “El ya no quiere saber nada de esa mujer”, comenta. Mientras tanto, Miguel Ignacio contempla en su oficina la foto de su hijo Otto. “Gladys no merecía ser madre soltera, ellos eran mi familia”, dice apesadumbrado.
Nicolás llega a casa de los González y es recibido por Charo. Pide hablar con Grace a solas. “Si has venido a ver a tu hija, lo harás acá porque no pienso dártela para que se la lleves a esa mujer, a tu amante”, dice Grace. “¡No es mi amante!”, reclama Nicolás. “Tú y yo estamos casados, por ende ella es tu amante”, insiste Grace. Fue la gota que colmó el vaso: Nicolás le plantea el divorcio. “¿Te quieres divorciar? Bueno, nos divorciamos. ¿Dónde firmo?”, reta Grace. Nicolás le dice que no ha iniciado los trámites del divorcio y Grace adopta una postura intransigente. Nicolás quiere ver a su hija pero Grace le dice que ya la vio dos días seguidos y que en este momento está dormida. “Atente a las consecuencias”, le dice Nicolás al irse.
Don Gilberto lo aconseja a don Alejo que se aleje de Reyna porque es una mujer que no le conviene. “Se acaba de divorciar de Luchito, no puedes hacer eso. Siempre fijándote en la mujer ajena. ¿Te imaginas todo el escándalo que se armará cuando esto se sepa?”, dice Gilberto. “No me interesa el escándalo. Esa mujer tiene que ser mía”, insiste Alejo.
Nicolás llega a su casa muy alterado. “¿Qué pasó? ¿Hablaste con Grace?”, pregunta Francesca. “¡Está loca!”, responde su nieto quien después le cuenta todo lo que pasó luego que se encontraron con Rubí en un centro comercial. Francesca repite los mismos argumentos de Grace, respecto a que Nelly Francesca se puede confundir y porque acaba de separarse de la madre de su hija. “Pensé que iba a tener tu apoyo. ¡Nelly Francesca es mi hija y tengo los mismos derechos que Grace!”, dice y sale azotando la puerta.
Nicolás va en busca de su padre y le cuenta los problemas que atraviesa con Grace. “Tenemos que tomar cartas en el asunto”, le dice Miguel Ignacio. “¿Te refieres a asuntos legales?”, pregunta Nicolás. “¡Hoy mismo solucionamos este asunto!”, responde Miguel Ignacio.
Raúl le pide a Viviana firmar los documentos por los cuales estarán oficialmente casados, asunto que ella ignora. Viviana no quiere porque no quiere ver asuntos legales porque la aturden. Raúl insiste y hasta le dice que si firma se ganará un seguro de vida. “Si me muero te dejaría desamparada”, le dice. Viviana se cierra pero Raúl insiste. Finalmente Viviana accede a firmar pero antes quiere leer el documento.
Francesca manda llamar a Joel y le pregunta cómo le va. Y él le dice que está trabajando y que le va bien. Entonces Francesca le extiende un documento en el que está al detalle todo lo que debe pagar por vivir en su casa. “Noni, ¿no me puedes hacer una rebajita?”, pide Joel. “Eso es lo mínimo que cuesta vivir en mi casa y eso que no te cobro los asaltos a la refrigeradora. ¡¿Vas a pagar, sí o no?!”, exclama Francesca. Joel le dice que le pagará. Francesca se sorprende cuando Joel le pregunta que cómo quiere el pago: al cash, en cheque o en su cuenta bancaria. Pero luego reacciona. “¡Al cash y este viernes!”, exclama. Al final se dan la mano.
El abogado Ronald Cross llega a casa de los González. Grace le abre la puerta. “Usted me conoce. Soy el abogado del señor De las Casas. ¿Podemos conversar?”, le dice. Grace le impide la entrada. Cross le dice que ha venido a iniciar los trámites del divorcio pero Grace no lo quiere atender. “No haga las cosas más difíciles”, le dice el abogado. “Lo que quiere Nicolás es tener un régimen de visitas para ver a su hija”, insiste. “Así me mande a todos los abogados al mundo, dígale a su cliente Nicolás que no volverá a ver a su hija”, responde Grace.
Llaman a la puerta de Socorro. Es Luciana. “Tú debes ser Luciana, la nueva amiga de Manolo”, le dice Socorro. La joven asiente. Llega Manolo y Luciana le propone salir a tomar algo.
Viviana insiste en leer el documento que quiere que Raúl firme. Al final el Platanazo le dice que revisará personalmente el documento porque como dice ella, hay que leer bien los documentos antes de firmarlos