Acabada de llegar de Ica, no se tragó el cuento del trabajo nocturno que le revelan sus hijos y decide ir a la oficina y descubre todo el engaño.
Nicolás le dice a su padre que no piensa participar en este “trampamento” pero al final las chicas, Pepe y Tito lo convencen de quedarse. Y lo que ocurre es que Nicolás acapara la atención de todas las chicas, lo cual enoja a Miguel Ignacio quien le ordena a Lucho que vea la manera de que Nicolás se marche. “¿Crees que Grace piense igual que tú, que esta es una reunión inocente?”, le dice por lo que el esposo de Grace decide irse pero una de las chicas le pide que la lleve a su casa y Nicolás acepta.
Manolo discute con su madre respecto a las razones que tuvo para decirle a Teresa la verdadera identidad de Rubí y le pide que no se meta en su vida.
Raúl no sabe cómo componer la canción que le ha pedido Viviana. Llama a Miguel Ignacio para pedirle ayuda pero éste le revela que está en un campamento en su oficina con las chicas de la pijamada. “¿Y por qué no me invitaste? Eres un mal amigo, con lo que me gustan los campamentos”, le dice. “Por boca floja”, responde Miguel Ignacio y le cuelga.
La amiga de Débora Dora trata de que Nicolás la invite a un lugar bonito pero lo que él quiere es llevarla a su casa lo antes posible pero la joven le hace hacer una serie de rodeos con el auto.
Reyna Pachas llega a la casa de los González y se encuentra con que Cayetana está en un cuarto y que Peter sale del dormitorio de don Gilberto. “Pero, ¿en qué se ha convertido esto?”, exclama. Se encuentra con sus hijos quienes le dicen que Lucho está trabajando con Miguel Ignacio. “Se han hecho buenos amigos”, le dicen. “¿Buenos amigos?”, se dice intrigada.
Francesca disfruta de su nuevo dormitorio y está esperando que Carlos se acueste a su lado. En eso el celular de Carlos recibe una llamada. Francesca atiende. Es una voz de mujer. “¿Carlos, ya estás en Lima?”, es lo que escucha. Carlos llega a atender y le dice a Francesca que tiene que irse a atender a una tal Laurita o más bien a su hijo. “Esa es la vida del médico corazón, ya te vas a acostumbrar”, le dice. “Mientras no sea todos los días”, comenta y luego le dice que lo acompañará a su cita médica lo cual sorprende a Carlos. “Me da pena que salgas solo a estas horas de la noche. Perdóname, más que ayuda sería un estorbo”, añade. “Nunca serás un estorbo, descansa. Mañana te cuento cómo me fue”, le dice y parte.
Miguel Ignacio y sus amigos siguen en su “trampamento”. Se les ocurre contar historias de terror con la condición de que si se asustan los tienen que abrazar muy fuerte. Y cuentan una historia de una mujer que tiraba dedo en las cercanías del cementerio. “Me di cuenta que no tenía pies, pero no importa porque soy buen pobre. Pero cuando volteó había envejecido mil años. De pronto se abrió la puerta y la mujer apareció y gritó…”. Y lo que ocurre es que se abre la puerta de la oficina de Miguel Ignacio y se escucha un grito: “¡¡¡Basuuura!!!”. Es Reyna Pachas que no se tragó el cuento del trabajo nocturno en la oficina. “Primero me deshago de estas jugadorazas”, grita Reyna y agarra a las chicas de los cabellos y las bota de la oficina.
Nicolás sigue manejando para llevar a Kerly, la amiga de Débora Dora, y se pasa una luz roja. Un policía lo detiene y le pide sus documentos. Todo está en orden y se los devuelve pero al acercarse siente un olor alcohol y entonces saca un alcoholímetro y le pide que sople. “Le juro que no he tomado. ¿Cree que voy a tomar y manejar?”, le dice al policía que le ordena que sople y entonces le pide que lo acompañe a la comisaría. Pero la chica le pide al policía que los deje ir porque debe llegar a su casa antes de la medianoche porque es menor de edad. “¿Menor de edad? Encima corruptor de menores”, dice el policía que pide refuerzos. Al final termina encerrado en la comisaría. “¿Y ahora qué hago? Solo hay una persona que me puede ayudar”, dice
Marisienka y Sebastián llegan a casa de los González en busca de su hija a quien buscan a gritos despertando a todos. “Si no me entregan a mi hija los voy acusar de secuestradores”, le dicen a los González. “Aquí estoy”, les dice Cayetana a sus padres. La joven se niega a regresar a su casa. "Esta es mi casa y aquí recibo el cariño familiar que tanta falta me hace", les dice. "Cómo te puedes quedar en esta pocilga", dice Marisienka generando la furia de Teresa.
Francesca no puede dormir y empieza a pensar en que las salidas nocturnas de Carlos pueden ocurrir todas las noches. Va en busca de su nieta Fernanda a quien le dice que no se quiere quedarse sola. “Es eso ¿o es que tienes miedo que esas llamadas nocturnas tienen nombre de mujer?”, le dice a su nona.
Reyna esta fuera de sí y amenaza con que matará a su marido. Lucho le pide que lo escuche. “Yo no quería hacer este campamento. Miguel Ignacio me obligó”, le dice. “Me ordenó comprar la carpa, los tragos y que invitara a Pepe y Tito. Y si no lo hacía me iba a despedir”, le cuenta mientras Reyna se ríe a carcajadas. “¿Qué prefieres, un marido tramposo o un marido desempleado?”, le propone a Reyna. “Pensándolo bien, prefiero un marido tramposo porque después me puedo divorciar y dejarte sin un centavo. Me van a decir cachuda en Las Lomas pero no seré la única. Me voy a contarle todo a Isabella”, dice y sale de la oficina de Miguel Ignacio rumbo a la casa de los Maldini.