La mirada de tiburón se inscribe en el programa Siquiatras sin fronteras que maneja el doctor Estrada y como siempre busca algo a su favor.
Sergio Estrada termina de ver a sus pacientes en su consultorio. Se siente aburrido y entonces llama a su secretaria para preguntarle si debe esperar alguna consulta más. “¿Eso es todo? Bueno, entonces me voy”, responde pero la secretaria le recuerda que debe asistir a la sesión que debe realizar por el programa Siquiatras sin Fronteras al cual se han inscrito.
Sergio llega al penal y empieza a atender a las internas. Una de ellas es la madrina de Rubí quien le dice que tiene problemas para dormir por lo que el siquiatra le receta unas pastillas.
Sigue cavilando y piensa que quisiera encontrarse con alguien que tuviera una inteligencia digna de la suya. “La siguiente”, dice. Y entonces se encuentra con Claudia quien luego le dice que tiene otro nombre. “Hay una barrera en ti que hace que no pueda penetrar en tu conciencia pero sé que estás aquí injustamente”, le dice Sergio.
“Claudia Barreda. Ya sabes suficiente de mí para una primera cita. Quiero ver si te atreves a volver. Y no me recetes nada”, responde la mirada de tiburón. “¡Qué complejidad la de esta mujer!”, reflexiona Sergio impresionado por Claudia.
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