Aunque Donald Trump asegura que aliviará las tasas de interés en Estados Unidos, expertos señalan que gran parte del proceso se encuentra fuera de su control.
Donald Trump, ahora nuevamente presidente electo, prometió durante su campaña reducir las tasas de interés para beneficiar a consumidores y empresas. Sin embargo, el cumplimiento de esta promesa enfrenta múltiples desafíos, ya que las tasas no dependen exclusivamente de decisiones presidenciales o de la Reserva Federal (Fed), sino también de factores macroeconómicos como el mercado de bonos, el riesgo inflacionario y la deuda pública.
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La Fed tiene la capacidad de influir en las tasas a corto plazo al establecer cuánto deben pagar los bancos para prestarse entre sí. No obstante, las tasas de hipotecas y otros préstamos a largo plazo son reguladas por el mercado de bonos. En este escenario, los inversores evalúan factores como la inflación, las perspectivas de crecimiento económico y la capacidad de Estados Unidos para cumplir con sus obligaciones financieras a largo plazo.
Durante su primer mandato, Trump criticó públicamente a la Fed y a su presidente, Jerome Powell, llamándolo “enemigo” y cuestionando su liderazgo. Sin embargo, la ley prohíbe al presidente destituir a miembros de la Fed sin una causa justificada. Aunque Trump ha señalado su intención de reemplazar a Powell al finalizar su mandato en 2026, sus opciones para influir en las decisiones de la Fed en el corto plazo son limitadas.
En respuesta a las críticas, Powell afirmó recientemente que no renunciará si Trump se lo pide y enfatizó la independencia de la Fed como institución clave para la estabilidad económica.
Políticas de Trump que podrían impactar las tasas
Aunque Trump no controla directamente las tasas, sus políticas económicas podrían tener efectos significativos. Por ejemplo:
Aranceles generalizados: Trump ha propuesto imponer tarifas del 60% a productos importados de China, lo que aumentaría los costos de los bienes y podría desencadenar inflación.
Recortes fiscales: Las exenciones y créditos fiscales que propone podrían poner más dinero en los bolsillos de los consumidores, estimulando el gasto y potencialmente aumentando la inflación.
Déficit fiscal: Si el gobierno no controla el gasto, la percepción de riesgo en el mercado de bonos podría elevar las tasas a largo plazo.
Por otro lado, mantener la inflación bajo control y reducir el déficit fiscal son medidas que podrían contribuir a tasas más bajas, aunque requieren un enfoque de política económica disciplinada.
¿Cuándo podrían bajar las tasas?
Los economistas proyectan una disminución ligera en las tasas hacia finales de este año si la inflación permanece estable entre el 2% y el 3%. Sin embargo, regresar a los niveles mínimos de la pandemia requeriría una recesión económica importante, algo que nadie desea.
Video: YouTube | Univision Noticias
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