Washington busca limitar la influencia extranjera en sus centros académicos. Esto explicó la administración Trump sobre el caso de los estudiantes chinos.
El Departamento de Estado de EE.UU. anunció esta semana que comenzará a revocar las visas de estudiantes chinos vinculados directamente al Partido Comunista de China (PCCh). Esta decisión marca una escalada en las tensiones entre ambas potencias y refleja la creciente preocupación en Washington sobre posibles riesgos de seguridad nacional vinculados a actividades académicas.
Las nuevas directrices buscan restringir el acceso a universidades e institutos de investigación estadounidenses a aquellos estudiantes que hayan sido identificados como miembros activos o colaboradores de instituciones asociadas al aparato del Partido.
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Preocupaciones de seguridad e influencia extranjera
Funcionarios estadounidenses han señalado que ciertos programas académicos y de investigación en EE.UU. podrían estar siendo utilizados para la recolección de información sensible o transferencia tecnológica hacia China. Estas preocupaciones se intensificaron tras incidentes recientes relacionados con espionaje académico.
Según fuentes oficiales, las revocaciones no afectarán a la mayoría de los estudiantes chinos que cursan estudios legítimos y sin afiliaciones políticas. Sin embargo, defensores de los derechos civiles temen que esta medida pueda ser utilizada de forma discriminatoria o basarse en criterios poco transparentes.
La decisión ha provocado críticas por parte del gobierno chino, que acusa a Washington de politizar la educación y violar los principios del intercambio académico. Diversas universidades en EE.UU. también han expresado su preocupación por el impacto de la medida en la diversidad de sus campus y la cooperación internacional.
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