"Este es un trabajo que hacemos de corazón y no esperamos nada a cambio", señalaron los voluntarios, quienes son inmigrantes indocumentados en Los Ángeles.
Decenas de jornaleros indocumentados se unieron voluntariamente en varias brigadas para remover árboles caídos y escombros en las zonas afectadas por los fuertes vientos y los mortales incendios en Los Ángeles, en un acto de "solidaridad" con la comunidad a la que pertenecen.
Varios de estos inmigrantes, quienes también tuvieron que abandonar sus viviendas, se armaron con sierras eléctricas, rastrillos y herramientas para ayudar, y dicen sentir "orgullo" de poder hacerlo pese al miedo que les produce la retórica del gobierno entrante de Donald Trump que ha prometido deportarlos.
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"Este es un acto de solidaridad y la forma en la que estamos acostumbrados a responder cuando la comunidad enfrenta una tragedia", dijo a EFE Pablo Alvarado, codirector de la Red Nacional de Jornaleros (NDLON, en inglés), que impulsa este centro que agrupa a trabajadores inmigrantes, la mayoría dedicados a la construcción, jardinería y limpieza.
Los vecinos de las ciudades donde se ha desatado el incendio Eaton en el Bosque de Los Ángeles han sido testigos de la ayuda de estas cuadrillas de jornaleros del Centro de Trabajadores de Pasadena.
Los inmigrantes están ayudando a cortar y remover los múltiples árboles caídos que bloquean las entradas de las casas y las vías de evacuación, a causa de las conflagraciones que han traido la muerte de al menos cinco personas.
"Este es un trabajo que hacemos de corazón y no esperamos nada a cambio. Tal vez la entrada o la calle que estemos limpiando sea la de una persona que se ha dejado contaminar por la retórica antiinmigrante de Donald Trump, pero eso no nos interesa porque un país se construye con actos de amor no con odio", añadió el activista, que tuvo que evacuar su vivienda.
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Las ciudades de Pasadena y Altadena se han visto afectadas por los vientos de Santa Ana, que llegaron a tener velocidades máximas de hasta 160 kilómetros por hora la noche del martes 7 de enero, tumbaron árboles y dejaron escombros que, en muchos casos, han servido de combustible para las llamas que hasta la noche del miércoles 8 había quemado cerca de 4 300 hectáreas (10 600 acres).
Generalmente las labores de remoción de estos árboles las hacen los bomberos y empleados de la ciudad, pero estos trabajadores se encuentran ocupados combatiendo las llamas, por lo que los indocumentados han asumido esta labor.
Alvarado aclara que ni la ciudad ni los vecinos les han pedido ayuda, pero que ellos se han sentido en la necesidad de responder a la emergencia, que ya es catalogada como histórica y que ha superado a los cerca de 10 000 bomberos de Los Ángeles.
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