Jonathan Tobón, quien a los 11 años se convirtió en un símbolo de valentía en México, ahora enfrenta una realidad muy distinta como inmigrante en Estados Unidos.
A los 11 años, Jonathan Tobón se convirtió en el “niño héroe” de México tras ayudar en el rescate de un hospital materno que explotó en 2015. Su valentía y acción rápida lo catapultaron a la fama, con los medios y autoridades elogiando su hazaña. Ahora, a los 20 años, Jonathan vive una realidad diferente en Los Ángeles, Estados Unidos, donde inmigró en busca de mejores oportunidades.
La hazaña que cambió su vida
El 29 de enero de 2015, Jonathan despertó al escuchar una explosión en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa. Sin pensarlo, salió de su casa y ayudó a rescatar a los heridos atrapados entre los escombros.
Su acto de valentía fue reconocido a nivel nacional e internacional, con el joven recibiendo medallas y elogios, e incluso ganándose el título de "Topo Menor" por parte del grupo de rescate Topos Azteca México.
De héroe a inmigrante
A pesar del reconocimiento y las promesas de apoyo, Jonathan no pudo construir el futuro que deseaba en México. Dejó la escuela durante la pandemia y, sin oportunidades, decidió emigrar a Estados Unidos. Desde hace dos años, vive en Los Ángeles trabajando en dos empleos: una compañía que vende materiales por la mañana y un restaurante por la tarde. “No es algo de lo que me avergüence, porque no hago nada malo. Solamente busco una vida mejor”, cuenta Jonathan.
La situación de Jonathan refleja la realidad de muchos jóvenes mexicanos que migran en busca de mejores oportunidades. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), más de 21 200 menores mexicanos han cruzado a Estados Unidos en lo que va del año. La falta de empleos formales y los bajos salarios en México son factores que impulsan esta inmigración juvenil.
Un futuro incierto
Jonathan sabe que su estatus legal en Estados Unidos es precario y desea aprovechar el tiempo para ahorrar lo suficiente y eventualmente regresar a México.
“Estamos en un país en el que sabemos que no es de nosotros y, en cualquier momento, las cosas se pueden poner muy difíciles y nos pueden mandar a México”, afirma. A pesar de los desafíos, Jonathan no siente que haya fallado a su yo de 11 años. Con madurez, entiende que sus sueños dependen de muchos factores fuera de su control.
En Estados Unidos, pocas personas conocen su historia de heroísmo. “Lo que viví en su momento fue muy bonito; pero se acabó y con los recuerdos son con lo que me quedo. Saber que ayudé a alguien y saber que en su momento fui reconocido”, concluye Jonathan, ahora enfocado en construir un futuro mejor a pesar de los obstáculos.
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