El número de turistas europeos que viajan a EE.UU. cayó 17% en marzo, el mayor desplome desde la pandemia, según cifras oficiales.
Las decisiones políticas de la administración Trump comienzan a reflejarse en uno de los sectores más importantes de la economía estadounidense: el turismo. Cada vez más ciudadanos europeos están cancelando o posponiendo sus viajes hacia ese país, en protesta por las medidas que perciben como hostiles y discriminatorias.
La tensión entre Estados Unidos y Europa se ha intensificado en los últimos meses. Factores como el endurecimiento de las políticas migratorias, la imposición de nuevos aranceles comerciales y el trato que reciben algunos viajeros europeos en aeropuertos estadounidenses han provocado una creciente desconfianza. Incluso algunos gobiernos del ‘Viejo Continente’ han emitido alertas de viaje a sus ciudadanos, advirtiendo sobre posibles incidentes con agentes del ICE.
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La caída más fuerte desde la pandemia
Los datos oficiales no dejan dudas: el número de visitantes europeos que pasaron al menos una noche en Estados Unidos cayó 17% en marzo en comparación con el mismo mes del año anterior, según la Administración de Comercio Internacional. Esta cifra representa la mayor caída desde el inicio de la pandemia.
El diario The Financial Times reveló que países como Irlanda, Noruega y Alemania presentan desplomes de más del 20%. En total, el turismo extranjero bajó 20%, encendiendo alertas dentro del sector. Para algunos analistas, esta disminución responde a una percepción política negativa. Paul English, cofundador del buscador Kayak, fue contundente: “En tan solo dos meses, Trump destruyó la reputación de Estados Unidos”, declaró al medio británico.
Impacto económico y cambio de destinos
El golpe al turismo no es solo simbólico: el sector representa el 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos. Una baja sostenida en la llegada de visitantes internacionales podría generar consecuencias económicas relevantes, afectando a la hotelería, la gastronomía, el transporte y el comercio minorista.
En Europa ya se están viendo señales del cambio. Agencias de viajes en España han reportado una disminución en las consultas para visitar Estados Unidos. A la vez, crece el interés por destinos como Canadá y América Latina, que se perciben como más amigables y seguros para el turista europeo promedio.
El temor a ser detenido también pesa
El endurecimiento del control migratorio está calando hondo en la percepción que tienen los viajeros europeos. “Todo se mira con lupa”, afirman operadores turísticos, al referirse a los controles más estrictos en aeropuertos estadounidenses. Detalles mínimos en los documentos o incluso publicaciones antiguas en redes sociales pueden derivar en la negación de entrada o detenciones por parte del ICE.
Este nuevo clima, donde se mezcla desconfianza, incertidumbre y vigilancia extrema, ha cambiado la forma en que muchos europeos planifican sus vacaciones. Más allá de los costos o del tipo de cambio, lo que ahora pesa es el temor a ser maltratado, deportado o simplemente rechazado al pisar suelo estadounidense. Una percepción que, si no se revierte, podría prolongar esta tendencia negativa en los próximos años.
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