Las nuevas tarifas impuestas por Trump han sacudido los mercados y han generado un rechazo inesperado de antiguos aliados del presidente.
La reciente imposición de aranceles por parte de Donald Trump ha tenido un efecto inmediato en los mercados y, sobre todo, ha encendido las alarmas en los círculos más poderosos del mundo empresarial. Lo que comenzó como una promesa de campaña se ha transformado en una ola de críticas que incluye a multimillonarios que antes apoyaban al exmandatario.
Bill Ackman, influyente inversionista de Pershing Square, fue uno de los primeros en romper filas. A través de su cuenta de X, alertó que esta medida es comparable a “una guerra nuclear económica”. Su mensaje, con más de 14 millones de visualizaciones, marcó un punto de quiebre entre Trump y varios de sus simpatizantes del mundo financiero.
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Las críticas de los gigantes financieros
Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase, alertó en su carta anual que las medidas impulsadas por Trump podrían acelerar la inflación y enfriar la economía. Aunque no llegó a hablar de una recesión inminente, sí advirtió que muchas empresas ya están tomando precauciones ante un posible estancamiento. Para Dimon, la incertidumbre generada por estos aranceles está nublando el horizonte económico.
Elon Musk también se sumó al rechazo. En una conversación virtual con el viceprimer ministro italiano Matteo Salvini, pidió eliminar los aranceles entre Estados Unidos y Europa, apostando por una zona de libre comercio que fomente la innovación y no la penalice. Su postura, aunque esperada por algunos sectores tecnológicos, marca una ruptura más clara con el ideario proteccionista de Trump.
Inversiones en pausa y temor empresarial
Stanley Druckenmiller, con una fortuna estimada en más de U$D 11 mil millones, fue tajante al rechazar las tarifas superiores al 10%. Desde su perspectiva, el mayor daño no es inmediato, sino estructural: la incertidumbre que generan estas decisiones paraliza la inversión. Según el multimillonario, nadie se arriesgará a construir nuevas fábricas si en pocos meses todo puede cambiar nuevamente.
Simon MacAdam, economista de Capital Economics, fue más allá al advertir que esta política puede congelar la inversión empresarial en lugar de estimularla. “Estás desperdiciando tu dinero si inviertes cientos de millones en nuevas plantas en EE.UU. cuando no sabes si los aranceles seguirán vigentes”, explicó. Su diagnóstico revela un problema de fondo: sin reglas claras, la confianza empresarial desaparece.
Mientras tanto, las señales en los mercados son cada vez más evidentes. Las bolsas asiáticas y europeas muestran signos de debilidad, y en Wall Street los futuros apuntan a nuevas caídas. El ruido político se ha infiltrado en los análisis financieros, y cada decisión de Trump se traduce en nuevos niveles de volatilidad.
Los empresarios más poderosos del mundo ya han tomado posición. Si Trump busca consolidar una nueva revolución económica, parece estar perdiendo a sus aliados más estratégicos en el camino.
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