"Ya no es el sueño americano, es una pesadilla americana", señala José Maximino Amaya, un hombre que vivió 20 años en EE.UU. y fue deportado sin aviso previo.
Las recientes deportaciones de inmigrantes salvadoreños en Estados Unidos han generado preocupación entre la comunidad hispana. El endurecimiento de las políticas migratorias bajo la administración de Donald Trump ha provocado el retorno forzado de miles de personas, quienes pierden su estabilidad económica y familiar. Uno de estos casos es el de José Maximino Amaya, un hombre que vivió 20 años en EE.UU. y fue deportado sin aviso previo.
Amaya, residente en Nueva Jersey y trabajador de la construcción, fue arrestado el pasado 25 de enero mientras se dirigía a su empleo. "Me dijeron que estaba arrestado y no entendía por qué", relató a la AFP. Su esposa también fue detenida y enfrenta un proceso de deportación. En su regreso a El Salvador, Amaya llegó sin equipaje y con la incertidumbre de cómo reconstruir su vida.
Te recomendamos
Impacto de las deportaciones en las familias salvadoreñas
Las deportaciones afectan no solo a los inmigrantes, sino también a sus familias en EE.UU. y El Salvador. Amaya dejó atrás en Nueva Jersey su automóvil, cuentas bancarias y bienes personales, mientras que sus tres hijos, todos con residencia legal, quedaron solos en EE.UU. "Quedan ellos solos allá", lamenta Amaya, aunque se consuela al saber que tienen empleo y estabilidad.
Según la consultora en derechos humanos Celia Medrano, "se están violando derechos fundamentales al tratar a los inmigrantes como criminales por el simple hecho de estar en situación irregular". La marginación y el trato hostil de las autoridades han incrementado la preocupación entre organizaciones de derechos humanos.
Video: YouTube | NewsX World
Consecuencias económicas y sociales en El Salvador
En EE.UU. residen aproximadamente 2.5 millones de salvadoreños, cuya contribución económica es vital para El Salvador. En 2024, el país recibió U$D 8 479.7 millones en remesas familiares, representando el 23% del PIB. La deportación masiva podría afectar esta fuente de ingresos, generando un impacto negativo en la economía salvadoreña.
Amaya enviaba dinero a su anciano padre, quien dependía de su apoyo financiero. "Era ayuda fundamental para mi papá. Aquí la situación económica no es fácil", comentó su hermano José Adán Amaya. Ahora, José Maximino enfrenta una realidad incierta en su país natal.
"Ya no es el sueño americano, es una pesadilla americana", afirma Amaya, reflexionando sobre su experiencia. Con la esperanza de comenzar de nuevo, regresó a su pueblo natal, Delicias de Concepción, donde su familia lo recibió con abrazos y videollamadas a sus hijos en EE.UU. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿qué les espera a los deportados en un país con oportunidades limitadas?
Comparte esta noticia