Esta norma vigente desde 1929 permite acceder a la residencia permanente si se demuestra presencia continua y buen comportamiento moral.
En medio de debates migratorios cada vez más polarizados en Estados Unidos, una ley casi centenaria continúa ofreciendo una vía legal hacia la residencia permanente a ciertos inmigrantes indocumentados. Conocida como la Ley de Registro, esta disposición ha permitido que personas que viven desde hace décadas en el país puedan solicitar la Green Card, siempre que cumplan condiciones estrictas y acrediten su permanencia desde una fecha específica.
A pesar de su antigüedad, la norma sigue vigente y es utilizada como base legal por inmigrantes que han forjado una vida en EE.UU., pero que no han podido regularizar su situación por otras vías. Para acceder a esta alternativa, es necesario demostrar residencia continua desde al menos el 1 de enero de 1972, entre otros requisitos migratorios que el gobierno establece de forma detallada.
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Una puerta legal que permanece abierta para pocos
Según el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (Uscis, por sus siglas en inglés), la Ley de Registro permite que ciertas personas que ingresaron al país sin documentos puedan obtener la residencia legal permanente. Pero no se trata solo de haber vivido en el país por mucho tiempo: se deben cumplir otras condiciones clave, como mantener un buen carácter moral y no tener antecedentes que impidan la naturalización o causen deportación.
Además, la persona solicitante no debe haber sido condenada por delitos como tráfico de drogas, proxenetismo o violaciones graves a la ley. Tampoco pueden estar involucradas en actividades subversivas ni representar una amenaza a la seguridad nacional, según lo estipula la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA, según sus siglas en inglés).
Condiciones específicas que exige el gobierno
Para calificar a una Green Card bajo esta ley, los inmigrantes deben cumplir con los siguientes requisitos:
- Haber vivido continuamente en EE.UU. desde su llegada.
- Mantener un buen carácter moral durante su estadía.
- No ser inelegible para obtener la ciudadanía estadounidense.
- No haber cometido delitos que generen deportación según la sección 237(a)(4)(B) de la INA.
- No ser inadmisible bajo la sección 212(a)(3)(E) de la INA, ni haber sido condenado por delitos graves como contrabando, proxenetismo o narcotráfico.
Cumplir con estos puntos no garantiza la obtención de la Green Card, pero permite iniciar un proceso formal ante las autoridades migratorias, que evaluarán cada caso de manera individual. Por ello, contar con asesoría legal es clave para evitar errores y aumentar las probabilidades de éxito en la solicitud.
Una opción desconocida para regularizar el estatus migratorio
A pesar de ser poco mencionada en los discursos actuales sobre inmigración, esta ley ha sido una herramienta válida por décadas para quienes buscan regularizar su situación y evitar la deportación. Para muchos inmigrantes que han vivido más de medio siglo en EE.UU., representa una posibilidad real de vivir sin miedo y con derechos.
No obstante, debido a su límite temporal —que exige haber estado presente antes de 1972—, el número de personas que aún pueden acceder a esta vía es reducido. Aun así, su existencia refleja cómo ciertas normativas del pasado siguen vigentes y podrían beneficiar a quienes han estado invisibilizados por años dentro del sistema migratorio estadounidense.
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