Gallos y gallinas recorren libremente las calles de Miami. Para muchos son símbolo cultural; para otros, una molestia. ¿Cuál será su destino?
Miami es conocida por su colorido paisaje, su diversidad cultural y sus especies exóticas,pero en los últimos años, los verdaderos protagonistas de la ciudad no han sido los flamencos ni los pelícanos. Son los gallos, gallinas y polluelos que merodean libremente por barrios como Little Havana, Little Haiti, Wynwood y hasta el centro de la ciudad, entre edificios gubernamentales y rascacielos. Para algunos vecinos, su canto a las 4:00 a. m. es una molestia; para otros, son el alma del vecindario y un símbolo de identidad.
Paul George, historiador del History Miami Museum, explica que la presencia de estas aves tiene profundas raíces culturales: “Están conectadas con las personas que han llegado desde zonas rurales de Cuba y América Latina. Siempre han tenido gallinas y gallos a su alrededor”, afirmó a AP. Aunque estos animales eran antes domésticos, comenzaron a aparecer en espacios públicos hace unos 20 años, según el experto.
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Mascotas, arte y patrimonio en Little Havana
La relación entre Little Havana y los gallos se oficializó en 2002, cuando surgió una campaña que colocó estatuas de gallos de fibra de vidrio de seis pies de alto a lo largo de la Calle Ocho. Las coloridas esculturas del artista Pedro Damián se convirtieron en atracción turística y hoy en día aún adornan las calles.
Jakelin Llaguna, dueña de Little Havana Visitors Center, asegura que los residentes los han acogido como emblema del barrio. “Los vecinos los han recibido con cariño. Están en los patios y nadie los molesta, son nuestra mascota”, dijo a Associated Press. En su tienda vende camisetas, imanes y vasos con el ícono emplumado: “Todos quieren llevarse un gallo como recuerdo”.
Entre gentrificación y amenazas con plumas
El futuro de los gallos no está asegurado. El auge inmobiliario amenaza con desplazar a estas aves, mientras en zonas cercanas los pavos reales —mucho más agresivos— ya dominan vecindarios como Coconut Grove. George advierte: “Cuando casas de 50 años son reemplazadas por condominios de más de un millón, no creo que los nuevos residentes toleren el canto diario”.
Legalmente, su situación es ambigua. Las ordenanzas de Miami y el condado de Miami-Dade prohíben o regulan tener aves de corral, pero los gallos siguen caminando por oficinas, parques y tribunales. Para muchos, como Donato Ramos Martínez, son un símbolo irremplazable: “El gallo es el despertador perfecto. Es un animal atractivo que emociona a los turistas… No entiendo por qué hay —con perdón— idiotas que no los quieren en las calles”.
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