Un vividor no es más que un "estafador del amor", caer en sus garras implicaría un costo emocional muy alto.
Un vividor no es más que un "estafador del amor", una persona que parece que te pinta un mundo de colores y te da todo lo que (en apariencia) esperabas. ¡Cuidado! Caer en sus garras, implicaría un costo emocional es muy alto.
"El vividor no es más que un estafador, porque te ofrece algo a cambio de que tú proveas lo que él "sutilmente" quiere recoger de ti, pero luego termina dejándote un hueco en el alma mucho mayor del que tenías antes", señala Ricarte Cortez, terapeuta y conductor de Confidencias en RPP Noticias.
A continuación te damos las pautas para reconocerlo:
1. El vividor suele abordar a su víctima cuando se encuentra en un momento de debilidad. Generalmente su víctima suele estar saliendo de una dolorosa separación o rompimiento.
2. Te estudia, te observa, aprende qué te gusta y qué no; te hace sentir bien, no por el hecho de complacerte, sino porque sabe que haciendo eso te está comprando.
3. Usualmente busca vivir a costa de una persona y a cambio da las "migajas" que emocionalmente está dispuesto a proveer.
4. El vividor es una persona incapaz de tener empatía, es decir, no puede ponerse en el lugar de otros.
5. Se muestra como una persona fiel, leal, que le da a la otra persona todo lo que quiere, y se las arregla para que no le cueste. Su víctima le cree y hasta se entusiasma con sus detalles.
6. Es muy probable que un vividor haya aprendido esa conducta de una experiencia previa. "También hay tendencias genéticas o psicopáticas, pero a fin de cuentas son un conjunto de experiencias que uno puede decidir poner o no en práctica. Eso quiere decir que puede cambiar", dice Ricarte Cortez.
¿Víctima y victimario? El especialista explica que a un vividor le espera un "destino oscuro", pues termina solo y rechazado incluso por su propia familia. Así que por su bien, le conviene enderezar el camino y no caer en esa práctica de vida.
Pero, la responsabilidad no es de uno solo. Por un lado está el que aprovecha la debilidad de una persona, y por el otro está quien se engaña a sí mismo recibiendo "migajas", solo porque en el momento le hacen sentir bien.
"Es importante que nuestras relaciones sean reales, hay que ser responsables cuando queremos entregar y recibir amor. No te prestes al juego, porque el costo emocional es muy alto", nos dice el terapeuta.
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