El juego es el medio más natural que el niño tiene para desarrollar su motricidad. La labor de los padres será facilitar el espacio y darle elementos que le pueden interesar a su edad.
Si un niño habla mucho pero no le gusta jugar, tiene miedo a trepar, no se siente ágil, no tiene el equilibrio necesario y siente que no tiene las mismas destrezas que sus compñaeros, puede ser que debe mejorar su motricidad. Así lo dijo la psicóloga, Milagros Lari.
Pero, ¿qué es la motricidad? Para la también directora del Centro Acompáñame, “es ante todo una cuestión integral, son los movimientos del niño desde que nace y cómo avanza por los diversos periodos de su vida. Pero no solo es moverse sino también aprender y explorar el mundo que lo rodea”.
“La motricidad no solo es el tema cognitivo, es su seguridad personal, su lado emocional, el poder descubrir que es capaz, que puede, que tiene deseos y que son respetados. En cambio, hoy hay chicos muy aburridos, a los que nada les llama la atención, que no tienen el deseo interno”, precisó.
Nunca aceleren los procesos
Para la experta, un niño muy descoordinado, con poco equilibrio, que se cae constantemente y no pone las manos al caerse, puede haberse sentado, gateado o caminado prematuramente, no dejando que él mismo descubra estos procesos y mida en forma independiente su cuerpo.
“Estamos acostumbrados a la intervención y a acelerar procesos. Hay niños que son vistos como que no pueden y tienen que seguir un determinado ritmo. Sin embargo, no todos son iguales, hay niños más auditivos, visuales, táctiles, etc. Pero hay que buscar llegar a ese chico y darle lo que necesita”, dijo.
La especialista señaló que cuando se le ha acelerado al niño algún proceso suele ser un bebe “que camina y se estrella, que no tiene consciencia del peligro, que se choca con todo lo que está a su alrededor porque siempre es ‘perseguido’ por el adulto para cuidarlo o adelantarse”.
La importancia del juego
Según Lari, el juego es el medio más natural que el niño tiene para desarrollar su motricidad. La labor de los padres será facilitar el espacio, pensar en qué elementos le pueden interesar a determinada edad y acompañarlo.
Para que empiece a gatear hay que poner colchones a diferentes alturas, objetos para que pueda empezar a pararse, cosas que alcanzar para que comience el arrastre. Para mejorar la motricidad fina desde casa, el niño puede pelar arverjas, enroscar botellas de plástico, pintar con témperas, entre otras actividades.
El papel de los padres y sobre todo el de la madre es bien importante pues será la que ‘lea’ desde un inicio a su bebé. “Es en la relación afectiva de la madre con su hijo, que es de ida y vuelta, donde el niño aprende y capta otro tipo de consejos y mensajes. Esto evitaría problemas en el nido y el colegio”, señaló.
En el caso de que haya un cuidador, es recomendable instruirlo adecuadamente para que el niño desarrolle su motricidad adecuadamente. “Las alternancias de las diversas maneras de ser son muy ricas para el niño, pues puede percibir que su madre lo toca o dice las cosas de una manera y su abuela o nana de otra”, explicó.
¿Cómo ayudar a los niños a desarrollar la motricidad desde bebés?
* Entre 0 y 2 meses el bebé necesita protección y calidez, estar con su madre y padre, arropado y protegido, estar en un lugar desde donde vaya conociendo el mundo.
* De 3 a 5 meses, el niño debe estar en el piso y en posición boca arriba, pues boca abajo no puede usar sus manos para tomar un objeto. Puede darle pañuelos de colores para que los coja, pase sobre su cara y chupe.
* De 6 a 9 meses, el niño comienza a desplazarse. Se le puede dar objetos que rueden. Cuando gatean darle pelotas, aros, canastas donde pueda meter y sacar cosas, cubos, baldes pequeños, vasos, para apilar uno dentro del otro.
* De 9 meses al año darle juguetes que tengan hueco para que pueda meter los dedos, que pueda comparar tamaños de las cosas, sonajas, pelotas, aros gruesos y delgados, probar con texturas. Cuando el niño camina, ha realizado un gran logro.
Comparte esta noticia