Se produjo en el siglo XIX cuando la odontología era casi rudimentaria y hay registro histórico de los casos. No obstante, no se sabe si se era un fenómeno o enfermedad.
La mala higuiene bucal genera enormes problemas y en algunos casos problemas inesperados. En el siglo XIX un dentista de Pensilvania (Estados Unidos) llamado W. H. Atkinson observó un raro fenómeno que causaba la explosión de los dientes. Lo vio en tres pacientes y uno de ellos fue el reverendo DA de Sprinfield en 1817, según una nota publicada en la BBC.
"El canino superior derecho le comenzó a doler hasta el punto de volverlo loco", contó Atkinson en un artículo para el Dental Cosmos, la primera revista para dentistas americanos. "A las 9 de la mañana del día siguiente, mientras caminaba en su delirio salvaje, sonó repentinamente un golpe seco como un disparo, y su diente estalló en pedazos, dándole alivio instantáneo".
El segundo casó se registró en 1830 en una zona cercana a Springfield. La paciente Letitia D había estado sufriendo un intenso y prolongado dolor de muelas que terminó cuando el diente explotó e inmediatamente sintió alivio. La tercera víctima fue Anna P. A. en 1855, y al igual que los anteriores, su dolor desapareció cuando le explotó el canino.
La Revista Británica de Odontología encontró artículos que detallaban otros casos de explosiones dentales. En 1971, el dentista estadounidense J. Phelps Hibler escribió sobre una mujer que sufría dolor de muelas y encontró alivio tras la explosión de su muela. Seis casos fueron registrados en el siglo XIX; sin embargo, no se volvieron a reportar más explosiones a partír de 1920.
¿Cuáles son las caudas?
Para Hugh Devlin, profesor de Odontología Restaurativa en la Universidad de Manchester (Reino Unido), el verdaro motivo de las explosiones fueron las caries, consecuencia del poco cuidado dental y una dieta alta en azúcar.
Según un artículo de Atkinson de 1860 habían dos posibilidades. La primera era que una sustancia que él llamó "calórica libre" se acumulaba en los dientes y causaba aumento de la presión en la pulpa dental (estructura profunda del diente). No obstante, esta teoría quedó descartada cuando estudios científicos determinaron que era imposible que tal cosa suceda.
La segúnda hipótesis de Atkinson y que parece la más creíble sugirió que lo que podría haber originado la caries fue la acumulación de un gas que, a la larga, hacía que el diente explotara.
Pero Devlin refuta esta teoría: "Es bastante improbable que el gas acumulado en un diente sea suficiente para hacer que este explote; los dientes son muy fuertes". Además, asegura que los dentistas de la época no sabían exactamente qué eran las caries.
Culpa del empaste
Devil cree que la respuesta podría estar vinculada a los químicos que se utilizaban para fabricar los empastes dentales, ya que en esa época se usaban varios metales para rellenar las cavidades dentales, como plomo, estaño, plata y otras aleaciones. La catedrático de Química Inorgánica en la University College de Londres, Andrea Sella, explica que si se trabaja con dos metales diferentes en la boca, se crea una celda electroquímica y evidentemente la cavidad bucal se convierte en una batería de bajo voltaje.
Ante la falta de una explicación definitiva se puede pensar que se trata de un fenómeno raro o simplemente que los pacientes exageraban los síntomas.
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