Tenemos 3 a 5 veces más probabilidades de necesitar un trasplante que de ser donante.
La generosidad puede salvar vidas. Los trasplantes de órganos y tejidos pueden llegar a ser fundamentales para continuar con la vida de una persona en emergencia, pero solo pueden ser adquiridos si otra persona –viva o muerta- acepta ser donador.
Donaciones en vida. Jessica Román, coordinadora de Trasplante de EsSalud, explica que los donadores vivos pasan por evaluaciones médicas para asegurar que son buenos candidatos. “En vida podemos donar un pedazo de hígado, médula ósea o un alveolo del pulmón. Antes de la donación, los donantes pasan por evaluaciones médicas para cerciorarnos que todos los órganos funcionan perfectamente, que no hay enfermedades previas, y que el donante va a poder vivir una vida plena.”
Vivir una vida plena. Román asegura que los donantes en vida pueden tener una vida normal luego de ofrecer sus órganos. “La mitad del hígado que se dona vuelve a crecer en un mes. Los donantes también pueden tener una vida tranquila. Nosotros tenemos casos de receptores de órganos que fueron operados de niños, luego regresaron al colegio, crecieron, se casaron y hoy en día tienen familia.”
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