Al menos el 8 % de las mujeres en el mundo padece hipertensión durante el embarazo, advierte cardiólogo.
Según el Ministerio de Salud (Minsa), más de 3 millones de peruanos viven sin saber que son hipertensos, por tal razón muchas gestantes se dan con la noticia cuando recién acuden a sus primeros controles.
La hipertensión puede darse antes del periodo del embarazo o durante el proceso, lo que se conoce como hipertensión gestacional. En ambos casos puede causar que los bebés tengan bajo peso al nacer o nazcan prematuramente.
Según el doctor Johnny Siccha Martínez, cardiólogo de EsSalud, en los casos más graves la gestante puede desarrollar preeclampsia, un aumento repentino de la presión arterial después de la semana 20 del embarazo, lo que lleva a complicaciones más graves tanto para la madre como para el bebé.
“En la madre puede ocurrir un desorden cerebrovascular o derrame cerebral, también puede ocasionar un infarto al corazón; mientras que en el bebé se pueden producir daños cardiovasculares y alteraciones en la formación de algunos órganos” , dijo el especialista en el marco de la Semana de la Salud de RPP Noticias.
Mencionó que los casos más graves de preeclampsia pueden ir acompañados de dolores fuertes de cabeza, problemas en la vista y dolor en la parte derecha del abdomen, por tal motivo la hipertensión inducida por la gestación o preeclampsia es un embarazo de alto riesgo que necesita un control frecuente.
Según Siccha Martínez, al menos el 8 % de las mujeres en el mundo padece hipertensión durante el embarazo y la mayor parte de ellas tienen partos por cesárea, debido al riesgo que representa la enfermedad en este grupo de pacientes.
“Durante el trabajo de parto ocurre mucho estrés –factor desencadenante de la hipertensión arterial- tanto para la madre como para el bebé. Para qué someter a riesgo a ambos si la mejor solución a fin de evitar complicaciones es una cesárea”, manifestó el cardiólogo.
Para el experto, la hipertensión gestacional es más frecuente o puede agravarse en mujeres con obesidad o las que son sometidas a una situación de estrés permanente.
Su recomendación apunta a reducir el consumo la sal y azúcar, hacer una dieta saludable, realizar ejercicio físico moderado; y si fuera necesario, tomar un tratamiento farmacológico bajo la supervisión del médico.