Hasta el momento, la efectividad de estas inyecciones se ha probado sólo en el laboratorio, y se espera que las pruebas en humanos comiencen en los próximos dos años.
Una nueva inyección desarrollada por científicos británicos reduce en más de la mitad los efectos de un ataque al corazón o un derrame cerebral si se suministra en las doce horas siguientes al episodio. Los investigadores han logrado producir un anticuerpo que evita hasta el 60 por ciento de los daños físicos en el músculo cardíaco y las células cerebrales causados por un ataque o un derrame.
El inmunólogo de la universidad de Leicester (Reino Unido) que dirigió la investigación, Wilhelm Schwaeble, afirmó que el avance es potencialmente el "mayor logro" hasta ahora de la medicina para tratar dos de las causas de muerte más comunes, recoge hoy el diario "The Daily Telegraph".
El equipo de Schwaeble identificó la encima MASP-2 como una de las principales responsables del ataque del sistema inmune a células del propio cuerpo tras un episodio cardíaco, y descubrió una proteína, la OMS646, que la neutraliza, reduciendo así los efectos de un ataque al corazón o un derrame.
Los ataques cardíacos y los derrames cerebrales se producen cuando el flujo sanguíneo queda bloqueado por un coágulo o interrumpido por una hemorragia, lo que provoca que alguna parte del cuerpo se quede sin oxígeno. El mayor daño se produce una vez restablecida la circulación, cuando las propias defensas del organismo atacan a las células con falta de oxígeno.
Este efecto, que se da entre 9 y 12 horas después del ataque, provoca una severa inflamación y es responsable del 80 por ciento de las lesiones permanentes tras un episodio cardíaco o cerebral. La substancia inyectada por el equipo de Schwaeble impide que el organismo actúe contra las células faltas de oxígeno, por lo que las consecuencias de un ataque al corazón o un derrame se reducen de manera drástica.
Hasta el momento, la efectividad de las inyecciones de la proteína OMS646 se ha probado sólo en el laboratorio, y se espera que las pruebas en humanos comiencen en los próximos dos años. Según Schwaeble, el tratamiento podría ser más efectivo que las estatinas, el fármaco más comúnmente usado para reducir los niveles de colesterol en quienes han sufrido un ataque cardíaco.
-EFE-
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