Stray ha llamado la atención por mostrarnos a un gato de protagonista, pero, más allá de su ternura, es una historia convincente de cómo puede ser una sociedad sin humanos en el futuro.
El pasado 19 de julio llegó a mis manos uno de los juegos más esperados, por lo menos para mí, de este 2022. Stray hizo que estuviera desde temprano esperando la actualización de juegos gratis de PS Plus Extra y me hizo enojar al saber que los servidores de PlayStation Network se habían caído en medio de esta gran expectativa.
Es que el juego, desarrollado por BlueTwelve Studio y editado por Annapurna Interactive, causó la atención mediática de todo internet al poner a su mascota favorita como protagonista: a un gato. En los tráilers incluso se veía más cyberpunk que el propio Cyberpunk 2077 y el hecho que llegara “gratis” (entre comillas, porque debes estar suscrito al PS Plus Extra para tenerlo) en medio de un mes con pocos lanzamientos fuertes hizo que el juego provocara una ternura desconmensurada a puertas de su salida en el mercado.
Y tras 4 horas de juego, puedo confirmar que la espera valió la pena.
Historia
El juego nos pone en la piel de un gato que, por azares del destino, se separa de su familia mientras avanza con ellos a través de precipicios y tuberías. Este momento doloroso hace que la pequeña mascota llegue a una ciudad en las profundidades donde reinan los robots.
En el camino conocerá a B-12, una pequeña IA que le pide ayuda para permanecer en un cuerpo de forma estable. ¿Qué le ofrece al gato? La ayuda necesaria para volver a la superficie.
Stray, aunque engaña con su ternura, muestra temas profundos como la extinción de los seres humanos y el hipotético futuro con máquinas pensantes. Estos seres, diferentes físicamente a nosotros, resguardan costumbres de la humanidad en su sociedad y son también una especie de crítica a todas las acciones que pueden llevarnos a nuestra desaparición.
Aunque no haya humanos, sus costumbres siguen ahí. Aunque sí, hay vandalismo, también muestra expresiones artísticas como pinturas, fotografía y música. Todos gira a lo que fue y a lo que hizo que dicha realidad sea así de distópica.
El debate visto en redes sociales radica en saber quién es el verdadero protagonista: ¿el gato o B12? La verdad, creo que no llega a importar del todo: el minino, aún sin nombre y sin que nos cuentan su historia antes del suceso, es a quien controlamos y desde su perspectiva desde donde aprenderemos a qué apunta este juego.
Y no puedo pasar por alto todo lo que Stray está logrando en la vida real: la concientización de cómo los animales como perros o gatos pueden sufrir abandonos. La propia compañía desarrolladora asegura haberse inspirado en una mascota rescatada para el juego y ha ofrecido parte de las ganancias a albergues.
La trama no se enfoca precisamente en el gato y tampoco es contada por él, pero la importancia de animal como nuestro compañero en las aventuras y con el fin básico de reencontrarse con su familia es más que suficiente. No es una excusa, como he leído en ciertas reseñas, sino una recreación de cómo un pequeño puede estar contigo incluso en los peores momentos de sus dueños. Stray es corto, pero es emotivo, con guiños que cualquier persona con una mascota podría identificarse. Y eso es lo que realmente importa.
Jugabilidad
El gameplay de Stray es, en pocas palabras, sencillo.
Promete ser un “michi simulator”, permitiéndonos maullar (tiene su propio botón para ello), botar cosas con su cuerpo, acicalarse, acariciar las piernas de los robots y más, pero, para avanzar en la historia, necesitas más que nada saltar en los lugares precisos y resolver puzzles.
Y el primer punto me divide por un motivo principal: nuestro gato salta solo por donde el juego se lo permite. Altillos, cajas, toldos, etc. Los saltos de nuestro protagonista están perimetrados, pero hubiese preferido tener esa libertad de hacerlo como la tiene un gato de verdad.
La recreación del comportamiento gatuno es muy detallado. Por ejemplo, cómo no sonreir en una escena en la que nuestro amigo felino camina delante de un robot y este tropieza. ¡Cuántas veces mi gato ha intentado lo mismo!
Stray es lineal, pero nos engaña con áreas amplias donde podemos olfatear y aruñar nuevos detalles. Podemos conversar con todos los robots (B-12 nos traduce), y cada uno nos cuenta cosas nuevas y ciertamente relevantes para la trama.
Los enemigos, como no podría ser, también son tiernos en diseño. Son unas especies de bolas rosadas, aunque con rabia, que surgieron como mutaciones de… (descúbranlo por ustedes mismos). Y para nuestra interacción con ellos, se nos han planteado escenas de huida emocionantes, así como momentos de sigilo e incluso de combate.
El juego no es complicado y sus rompecabezas no te rompen tanto la cabeza pensando en soluciones, pero esto también permite que más personas puedan interesarse en ella. Tu novia que ama a los gatos, los niños que esperan una nueva mascota en el hogar o incluso el menos interesado en videojuegos, pero que cuenta con minino en su hogar. Dicho esto, se me hace algo complicado pensar que haya dueños extremistas de perros o quienes no gustan de los animales que hayan esperado el juego con grandes ansias, pero también considero que, a estas alturas de la vida, ese sector del mercado es cada vez menor.
Apartado Técnico
El apartado gráfico es espectacular. El ambiente cyberpunk del juego es maravilloso y no dudo que al máximo en especificaciones deben verse aún mejor (PS5 o PC).
El diseño de nuestro gato es simple, pero más que convincente. Eso sí, hubiese sido bonito y nostálgico tener de lanzamiento un editor de pelaje, para poder recrear a nuestras mascotas en vida o que pasaron su vida con nosotros. De añadirlo, me imagino las múltiples escenas nostálgicas que se publicarán en redes.
El audio es agradable y se compenetra bien en las secuencias, muchas de ellas con el tinte metálico de la sociedad robot en la que caemos. Mis favoritas siguen siendo las que toca el NPC al momento de brindarles la tablatura
Eso sí, en PS4 se me ha ralentizado en múltiples oportunidades, con caídas de frames en casi todos los capítulos. Ojalá pueda solucionarse con un parche posterior.
Asimismo, algunos ángulos de cámara son complicados para el accionar de nuestro mínimo que, como te imaginarás, es pequeño frente al entorno, por lo que deberás “alzar la mirada” para poder llevar a cabo saltos u otras acciones.
¿Vale la pena Stray?
Dicho esto, Stray me ha dejado más que satisfecho para ser un juego independiente. Su fidelidad en los comportamientos gatunos, su ambientación y su apartado artístico sobresalen y se compenetran con una historia no necesariamente nueva, pero convincente y emotiva. Eso sí, debo decir que este juego agrada más si es que tienes o has tenido un gato en tu vida, para poder comprender su valor como compañero de aventuras. Lo recomiendo y no me sorprende para nada el buen recibimiento que está teniendo en todos lados y, por supuesto, agradezco su labor de concientización para el rescate de animales.
El juego esta disponible en PC a 55 soles y en PS4/PS5 a 30 dólares. Puedes obtenerlo gratis si eres miembro de PS Plus Extra para adelante.
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