Las aves nativas de Nueva Zelandia, como el kiwi, son victimas constantemente de depredadores por el fuerte olor que desprenden.
Un grupo de científicos neozelandeses esperan desarrollar un desodorante para las aves nativas de Nueva Zelanda, con el objetivo de que dejen de ser víctimas de depredadores.
Según informa el portal News.com.au, Nueva Zelanda tiene una abundancia de especies de aves nativas, como el kiwi, que son victimas constantemente de depredadores introducidos, es decir, gatos y otro tipo de animales que han tenido un impacto devastador en las poblaciones de aves.
Jim Briskie, profesor de la Universidad Canterbury de Nueva Zelanda, explicó que las aves de este país tienen un olor corporal que los convierte en un blanco fácil para los depredadores.
Dijo que a diferencia de sus contrapartes del extranjero, las aves de Nueva Zelanda emiten un fuerte olor cuando producen una especie de cera que protege sus plumas.
Indicó que en el caso del kiwi, este huele las setas o el amoníaco, lo cual contribuye a su estado en peligro de extinción ya que su aroma es percibido con facilidad.
Para el estudio el fondo Marsden ha entregado al profesor Briskie 437,000 dólares y una beca para estudiar los olores corporales de las aves nativas en los próximos tres años con la esperanza de hacerlos menos expuestos a los depredadores.
Según informa el portal News.com.au, Nueva Zelanda tiene una abundancia de especies de aves nativas, como el kiwi, que son victimas constantemente de depredadores introducidos, es decir, gatos y otro tipo de animales que han tenido un impacto devastador en las poblaciones de aves.
Jim Briskie, profesor de la Universidad Canterbury de Nueva Zelanda, explicó que las aves de este país tienen un olor corporal que los convierte en un blanco fácil para los depredadores.
Dijo que a diferencia de sus contrapartes del extranjero, las aves de Nueva Zelanda emiten un fuerte olor cuando producen una especie de cera que protege sus plumas.
Indicó que en el caso del kiwi, este huele las setas o el amoníaco, lo cual contribuye a su estado en peligro de extinción ya que su aroma es percibido con facilidad.
Para el estudio el fondo Marsden ha entregado al profesor Briskie 437,000 dólares y una beca para estudiar los olores corporales de las aves nativas en los próximos tres años con la esperanza de hacerlos menos expuestos a los depredadores.
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