Agente secreto que se transformó en el brazo de Adolf Hitler en los Estados Unidos reveló detalles sobre la fortaleza que terminó echa cenizas.
Adolf Hitler planeó en establecer el Nuevo Orden de la Alemania Nazi, de absoluta hegemonía en el continente europeo, pero también anhelaba dirigir el mundo desde un lugar que es considerado el punto al estrellato: Hollywood.
La idea del Führer era instalarse allí tras un hipotético triunfo del Tercer Reich en la Segunda Guerra. Ya en 1933, año en el que ganó las elecciones parlamentarias y asumió como canciller, mandó que el construyan un palacio.
Así lo ha revelado Herr Schmidt, el agente secreto que se transformó en el brazo de Adolf Hitler en los Estados Unidos. Fue él quien logró convencer a una pareja filo-fascista para que invertiera el equivalente a 70 millones de dólares para la construcción de la mansión.
Primero compraron las 20 hectáreas, situadas a metros del famoso cartel gigante que desde una colina hace inconfundible a la ciudad de Hollywood, en Los Ángeles, luego empezó la construcción de un bunker especialmente fortificado, con generador eléctrico propio y un tanque de depuración de agua con capacidad para un millón de litros.
La edificación también contaba con todas las comodidades y lujos necesarios para satisfacer los requerimientos de un emperador global: veinte habitaciones, cinco bibliotecas, una pileta olímpica, gimnasio y sala de convenciones.
"El rancho Murphy (llamado así por el vaquero al que le compraron el terreno) estaba pensado para convertirse en el bastión del fascismo estadounidense desde el que Hitler dominaría el mundo", afirmó el historiador Randy Young según recoge Infobae.com.
Hitler había mandado a crear una fortaleza hecha a su medida, pero al igual que el régimen nazi, poco a poco esta también se cayó a pedazos. El 8 de diciembre de 1941, al día siguiente del ataque japonés a Pearl Harbor que supuso el ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, el FBI allanó la propiedad, detuvo a Schmidt y a todos los que trabajaban en las obras.
Años después, la propiedad fue comprada por la Fundación Huntington Hartford, que la utilizó como un hospicio para artistas de Hollywood que quedaran desamparados. Al tiempo quebró y pasó a manos de las autoridades de Los Ángeles, hasta que en 1978 un incendio la hizo cenizas.
La que fue concebida para ser la mansión de un emperador, terminó en escombros adornados con cientos de grafitis en las paredes, hasta que al tiempo un personaje muy distinguido se mudó al rancho de al lado, era nada menos que el reconocido director de cine Steven Spielberg.
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