El primatólogo Frans de Waal sostuvo que el comportamiento que los primates poseen una ´aversión a la desigualdad´.
El hombre no es el único que se pone en huelga, también los monos, así lo dio a conocer el primatólogo Frans de Waal, director del Laboratorio Yerkes de Investigación de Primates en Atlanta (EEUU).
El doctor De Waal y sus colegas realizaron un experimento con un grupo de monos capuchinos, a quienes enseñaron realizar una tarea sencilla. El trabajo consistía en recoger piedras y depositarlas en las manos de un investigador. A cambio, los científicos les daban un pepino para recompensarles por sus servicios.
Si todos los monos recibían el mismo "salario", sin diferencias notables en el tamaño de los pepinos que se repartían entre los "obreros", reinaba la paz y la mayoría de los capuchinos cumplía con sus obligaciones en menos de cinco segundos.
Sin embargo, los problemas empezaron cuando los científicos decidieron aumentar el sueldo a algunos de sus "trabajadores".
La reacción de los primates agraviados fue de inmediato: perdieron motivación, cayeron en el pasotismo y empezaron a desobedecer a los investigadores. En definitiva, el conflicto laboral estalló y los capuchinos maltratados se negaron a seguir trabajando.
Según De Waal, el comportamiento de estos primates demuestra que poseen una "aversión a la desigualdad" que les lleva a reaccionar con hostilidad si algún miembro de la manada recibe una recompensa mayor por hacer lo mismo que los demás.
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