Lo que para algunos es una farsa, para otros, hoy es un día del cataclismo global. Miles de personas en el mundo reciben, a su manera, el final de la era maya.
Para muchos, la profecía maya sobre el final del mundo se trata de una farsa de asustadizos apocalípticos o de gente sin oficio. Sin embargo, otros ya se han preparado para recibir el "cataclismo final" que pondrá fin a la humanidad.
En Honduras, turistas y curiosos llegaron a Copán, un sitio arqueológico donde un chamán maya realiza una ceremonia dando la bienvenida a la nueva era.
En Guatemala, el lugar elegido es el sitio arqueológico de Tikal. Allí cientos de bailarines entretienen a los turistas en medio de una ceremonia que revive parte de la cultura maya.
También, seguidores del culto llamado Nueva era llegaron a Chichén-Itzá para sobrevivir a un posible Apocalipsis. Mientras que, en la ciudad de Tapachula se instaló un reloj digital de cuatro metros de altura que registra la cuenta regresiva.
De igual modo, en internet han surgido grupos de personas preparadas para catástrofes. Ellos intercambian información, tips y hasta construyen bunkers para esperar el día del ‘juicio final’.
En Francia, el monte de los Pirineos franceses permanecerá cerrado hasta el 22 de diciembre para impedir la afluencia masiva de fanáticos del fin del mundo. Hace un par de años, se corrió la voz de que es un lugar estratégico para sobrevivir a la catástrofe global.
Estudioso critican mito del fin del mundo
La euforia e incertidumbre alimentadas por el mito de una supuesta profecía maya del fin del mundo, este viernes, surgen de una excesiva credulidad, ignorancia, amarillismo y un desmedido afán de lucro, dijeron expertos consultados por Efe.
"Estas versiones apocalípticas se derivan de una ignorancia, pero en ocasiones también de un afán de lucro desmedido de quienes aprovechan para escribir libros, hacer películas u otras formas de expresión para ganar dinero", explicó el arqueólogo Eduardo Matos, responsable de las excavaciones en el Templo Mayor en la capital mexicana.
Por su parte, Alfredo López Austin, un historiador experto en religión mesoamericana y en pueblos indígenas de México, explicó que si a un dato curioso del calendario maya se le agrega el "amarillismo y mercantilismo de los medios masivos, un notable nivel de ingenuidad generalizada y muchas ganas de aceptar lo maravilloso, lo inexplicable y lo catastrófico, se forma un cóctel complejo".
Matos, uno de los más prestigiados arqueólogos mexicanos, explicó que el "pensamiento religioso siempre se ha nutrido de fábulas o mitos por medio de los cuales se trata de explicar diversos fenómenos que para el hombre, en su ignorancia, no tienen respuesta".
Muchas personas han interpretado que el cambio de una era que comenzó en el año 3.114 a.C. en un ciclo del calendario maya significa una "profecía" sobre el fin del mundo; sin embargo, esta idea es "completamente ajena y extraña al pensamiento maya antiguo", afirmó el arqueólogo.
Este mito, precisó, "sólo se puede comprender en el marco de nuestra propia concepción apocalíptica occidental, de nuestros mismos temores y supersticiones, así como de ideologías eclécticas postmodernas que no carecen de intereses de lucro comercial".
López Austin, por su parte, señaló que la mayoría de las personas admiran a los mayas como una civilización notable, pero "ignoran su historia y buena parte de su pensamiento".
Explicó que los mayas tuvieron una capacidad creativa maravillosa, con expresiones artísticas muy atrayentes, aunque esta cultura es poco conocida por la generalidad de las personas.
Añadió que en ese caso "lo desconocido se llena con nebulosidades o con asombro ante el misterio, y se construye un pueblo idealizado, nunca existente, en el que puede depositar cualquier atributo".
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