El automóvil, que es de madera y hierro y cuenta con una batería eléctrica, fue construido con componentes locales, asegura Monzer al Qasas, el inventor y chofer.
Monzer al Qasas, un taxista de 30 años y residente en la ciudad de Gaza, ha logrado crear con sus propias manos e ingenio el primer automóvil eléctrico con componentes locales, que luce con orgullo un cartel de "made in Palestine" ("fabricado en Palestina").
"La razón que me llevó a construir este coche eléctrico es la severa falta de combustible que sufrimos en la franja de Gaza. A veces la crisis se relaja, pero otras se hace más difícil... así que me dije, ¿por qué tenemos que depender siempre de esta situación?", explicó a Efe este emprendedor palestino.
El automóvil, que es de madera y hierro y cuenta con una batería eléctrica, lo ha construido por su cuenta, asegura, sin contar con ningún tipo de ayuda financiera o conocimiento previo.
Mientras la industria automovilística de medio mundo trata de impulsar este tipo de vehículos que no consumen una gota de combustible, en la franja mediterránea la necesidad ha agudizado el ingenio de sus pobladores.
"Pensé en construir un taxi eléctrico que no requiriera gasolina y que al mismo tiempo fuera respetuoso con el medioambiente. No daña el entorno, no produce humo ni hace ruido", afirma Al Qasas, al enumerar las ventajas de su invento.
Entre una mezcla de necesidad por las condiciones de vida en la paupérrima franja de Gaza y una muestra de patriotismo, este palestino seleccionó diferentes piezas de otros vehículos como cables eléctricos, chatarra y metal, a los que añadió una batería eléctrica de pequeñas dimensiones para confeccionar su vehículo.
El resultado, una suerte de cochecito de golf que tiene espacio para el conductor y dos pasajeros en la parte de atrás y puede llegar a transportar hasta 150 kilos.
En lugar de tejado cuenta con una lona semejante a las empleadas en las carrozas turísticas para proteger de las inclemencias del tiempo, mientras que las ruedas parecen las de una bicicleta aunque no requiere pedales, pues el motor controla la velocidad, que alcanza, como máximo, 20 kilómetros por hora.
"El coche es blanco, tiene el mismo tamaño que un cochecito de golf y está abierto a ambos lados. Me costó 800 dólares y 70 horas construirlo", explica el taxista, que dedicó una media de dos horas al día de trabajo.
Subraya que el automóvil es un artículo netamente palestino, elaborado con materiales locales, en contraposición a aquellos introducidos en la franja de forma clandestina a través de túneles que conectan con el territorio egipcio, como refiere un cartel que ha pegado en su carrocería en árabe en inglés que reza "Made in Palestine".
EFE
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