La intervención positiva de los padres es esencial para combatir la influencia de la comida basura.
Tres años. Un metro diez centímetros. Ojos sinceros. Fan declarada de Elsa, la princesa de Frozen. Así es Alexia, una niña de Pachacamac. Luego de ir al nido y jugar con sus compañeros, Alexia regresa a su casa y se relaja.
-“¡Mamá, vamos a ver televisión!”- 5 comerciales de restaurantes de comida rápida aparecen en la pantalla.
-“¡Abuelo, nos toca jugar con mi Tablet!”- Anuncios no solicitados sobre galletas y dulces interrumpen su juego cotidiano.
Es muy sutil, casi imperceptible. Pero los niños y los adolescentes están constantemente expuestos a anuncios sobre comida chatarra en muchos de los medios de comunicación que consumen. Entendemos el concepto de comida chatarra como alimentos procesados altos en azúcares y grasas, los cuales generan sobrepeso y afectan la salud.
¿Cuál es el problema con esta situación? Según un estudio de la Asociación Americana de Pediatría, los niños expuestos a comerciales televisivos de comida chatarra son más propensos a consumir dichos productos aún cuando no tienen hambre.
Se estudió a 60 niños entre 2 y 5 años de diverso origen racial y socioeconómico. Asimismo, se incluyó a un 20% de infantes con sobrepeso. Todos los menores mostraron la misma tendencia a comer los productos chatarra que habían visto en comerciales, sin importar su origen, su raza o si ya tenían sobrepeso.
Comida chatarra 2.0
Así como la televisión, los dispositivos electrónicos son otro espacio donde los niños están expuestos a publicidad no solicitada sobre comida poco saludable. Según la Organización Mundial de la Salud, las aplicaciones de juegos son espacios donde se abusa de este tipo de anuncios, debido a la poca regulación legal que existe al respecto.
La organización enfatiza que los padres no son conscientes de la cantidad de spam que reciben sus hijos en estas aplicaciones, muchas de las cuales tienen una apariencia inocente. En el entorno digital, los anuncios son altamente personalizados e interactivos; asimismo, los receptores son niños impresionables y fácilmente convencibles. La OMS concluye que esta situación amenaza directamente la salud alimenticia de los niños.
Educación asertiva
Entonces, ¿cómo podemos educar a nuestros hijos para que no terminen consumiendo comida chatarra en exceso? Según una investigación de la Universidad de Oxford, el refuerzo positivo y el monitoreo de los padres probó ser efectivo para promover ejercicio y una dieta saludable. Asimismo, el uso de técnicas disciplinarias apropiadas está relacionado con una ingesta de alimentos sanos, mientras que el uso de estilos disciplinarios controladores fue asociado con una alimentación no saludable, en especial entre las hijas mujeres. El estudio concluye recomendando a los padres a usar estímulos positivos en la educación alimenticia de sus vástagos, así como dejar de lado los métodos coercitivos.
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