Tomar mucha agua, hacerse higiene de los genitales antes de tener relaciones sexuales y orinar inmediatamente después de las mismas, ayuda a reducir en 99% el riesgo de contraer cistitis.
Es común que las mujeres tengan temor a orinar en cualquier baño cuando están en la calle, ya que existe la idea de que los gérmenes genitales que están en el aire vayan a infectarlas. Así lo señaló el ginecólogo Juan Tremolada, tras asegurar que no corren riesgo alguno de contraer infecciones si orinan de pie.
Por el contrario, “aguantar demasiado la orina puede aumentar el riesgo de sobreextender la vejiga y romperse o rasgarse la mucosa, que es la piel interna de la vejiga. Es ahí cuando entran los gérmenes rápidamente y la infectan”, explicó el especialista.
Otras formas de prevenir las infecciones del tracto urinario es “tomar mucha agua, hacerse higiene de los genitales en particular el ano antes de tener relaciones sexuales y orinar inmediatamente después de las mismas”, indicó Tremolada y agregó que con eso se puede evitar en un 99% estas infecciones.
Este problema “es más común entre mujeres que entre hombres porque la uretra (conducto por donde sale la orina) femenina es más corta que la masculina”, explicó el experto e indicó que la longitud del pene hace que sea más difícil que los gérmenes lleguen hasta la vejiga.
¿Cuáles son los síntomas? Los más comunes son los deseos de orinar frecuentemente, ardor para orinar que se hace más intenso al terminar, sensación de seguir miccionando cuando ya se ha terminado y urgencia de orinar o no poder aguantar la orina durante la noche.
“El error más común en las mujeres que sienten alguna molestia urinaria es consultar en la botica qué medicamento puede aliviar tales síntomas en vez de sacarse un cultivo de orina para identificar qué gérmenes tiene y cuáles antibióticos harán efecto sobre esa bacteria”, advirtió Tremolada.
La forma más común de contraer infecciones urinarias es a través de las relaciones sexuales, debido al frote que los genitales del hombre tienen con la uretra de la mujer, facilitándose la entrada de las bacterias del recto a las vías urinarias.
Según Tremolada, es frecuente que algunas mujeres embarazadas no sientan que tienen infección urinaria por las condiciones anatómicas y hormonales durante el embarazo. Por ello, dijo que es necesario como parte del control prenatal que tenga análisis periódicos, mínimo cada tres meses, aunque no sienta síntomas.
“Los riesgos de que una mujer embarazada tenga infecciones urinarias que no sean tratadas durante la gestación son una de las causas más frecuentes de trabajo de parto prematuro”, advirtió el experto, tras señalar que existe una gama grande de antibióticos para tratar esta enfermedad en embarazadas.
Por ello, recalcó la importancia de que toda mujer, embarazada o no, realice el cultivo de orina antes de tomar alguna medicina contra esta enfermedad. Además, explicó que las personas que tienen infecciones urinarias reiteradamente corren el riesgo de contraer pielonefritis, que es la infección de los riñones.
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