El matrimonio implica una entrega total, un compromiso muy fuerte con la otra persona. Significa ser reconocido religiosa y/o legalmente como esposo/a, con todos los deberes y derechos que eso representa.
Cuando se habla de matrimonio, primero hay que enteder que esto implica un compromiso muy fuerte y formal entre los miembros de la pareja. El matrimonio es un proceso no solo de índole legal (matrimonio civil), sino que es la construcción de un vínculo que transforma la vida de las personas.
Es una especie de requisito para establecer una serie de pautas sociales entre la pareja y, a partir de ellas, cumplir con determinados compromisos. "Todo ser humano que decide casarse, sufre un cambio que lo prepara para asumir el rol que el matrimonio exige", asegura el terapeuta familiar Ricarte Cortéz.
Todas estos cambios, conductas y compromisos legales y morales, no se dan en la convivencia, que solo ofrece un lazo emocional. En ese sentido, no es lo mismo ser convivientes que esposos.
Pero ¿por qué las personas no quieren casarse pero sí convivir, si al final lo que se quiere es estar juntos? o en todo caso, ¿por qué si?
La convivencia se da en muchos lugares del mundo. Se han hecho estudios para determinar qué es lo que motiva a una persona a convivir sin haberse casado. Los resultados arrojaron que existen ciertas diferencias entre hombres y mujeres. Por un lado, ellos consideran la convivencia como una oportunidad de compartir la alcoba, es decir algo más sexual, mientras que las mujeres tienden a considerarlo como el paso previo al matrimonio.
"Son dos posturas que demuestran que hay una diferencia en las expectativas de la relación, lo cual, si no se aclara, puede traer graves consecuencias para la pareja", explica el especialista.
Una de las consecuencias es que como el objetivo no es el matrimonio ni la fundación de una familia, los compromisos que se establecen (como convivientes) son relativos y no tienen la misma contundencia que los del matrimonio, tampoco tienen soporte legal. En contraposición, hay muchas personas que aseguran que el matrimonio solo mata el amor entre la pareja.
Por otro lado, algunas personas le tienen miedo al matrimonio porque no quieren asumir el grado de compromiso que este demanda, prefieren la convivencia que requiere una responsabilidad menor, asegura Cortéz.
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