El alcohol es un depresor, por lo tanto, las personas que consumen esta sustancia corren el riesgo de terminar con depresión.










La depresión es una enfermedad y muchas personas no se dan cuenta de que lo padecen. Todo empieza a raíz de la formación de la personalidad. Si se tiene una personalidad débil y vulnerable ante cualquier vicisitud de la vida se sufrirá de depresión.
Los síntomas de la depresión son cambios en las actividades regulares del individuo, que a veces, suelen pasar desapercibidas: se pone triste más de lo normal, se aísla, sufre un trastorno de sueño y apetito, no quiere levantarse de la cama, cefalea, problemas digestivos e inactividad general.
Según Bromley Coloma, médico psiquiatra del Ministerio de Salud (Minsa), el 11,6% de la población que sufre de depresión y que ha intentado suicidarse, aún tendrá esos pensamientos a pesar de que lleve un tratamiento. Lo que significa que estas personas pueden recaer y tener la enfermedad de manera activa.