El músico compuso sus mejores sinfonías luego de los 30 años, cuando su sordera era completa. Su alcoholismo lo llevó a padecer cirrosis, la cual le ocasionó la muerte.
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El genio compositor alemán Ludwig van Beethoven fue considerado ‘el sucesor de Mozart’ por sus increíbles capacidades para componer e interpretar sinfonías, sonetos y otros desde muy temprana edad. Desde los nueve años comenzó a componer. Nadie duda que tuvo una vida extraordinariamente llena de genialidad artística, sin embargo, en su historia médica también tuvo características bastantes sorprendentes.
Debido al alcoholismo de su padre, que lo exploto en su infancia para sacar ganancias por su talento, tuvo que encargarse de su familia desde muy pequeño a los 17 años. Su primer concierto los dio a los 25 años. Sin embargo, después de los 26 años comenzó a perder el oído. A los 35 años quedó completamente sordo.
“Uno de los más grandes genios musicales de todas las épocas, un hombre para quien la música era todo, estuvo condenado a la sordera completa por el resto de su vida”, comentó el Consejero Médico de RPP Noticias, Elmer Huerta, en el programa La Rotativa del Aire.
La vida artística de Beethoven fue una ironía más en la historia. Sus más grandes composiciones fueron hechas cuando era sordo. Se dice que como dejó de escuchar en la adultez, Beethoven memorizó las notas musicales y los miles de variaciones musicales que escribía. Luego plasmó estas en partituras que no podía escuchar, agregó Huerta.
Además de su alcoholismo, respecto a su salud mental se sabe que desarrolló un trastorno bipolar con depresiones que se alternaban con periodos de efusividad y explotaciones de carácter.
El genio musical falleció en Viena a los 56 años el 26 de marzo de 1827, pero había ordenado previamente que quien le realizara la autopsia sea el mejor patólogo de Viena. Con base en el análisis del profesional médico, un estudio de octubre del 2015 reinterpretó ese registro, con conocimiento modernos, dijo Huerta.
La investigación actual concluyó que la sordera de Beethoven fue causada por una rara enfermedad en los huesos, la enfermedad de Paget. Este mal se detectó por el extraordinario grosor de los huesos del cráneo de Beethoven. La deformación asfixió y atrofió los nervios auditivos que llevan la información de los sonidos al cerebro.
En la autopsia también se observó que su hígado estaba reducido y duro como una piedra cuando se le examinó. Además, debido a los múltiples punzones abdominales de los médicos para extraerle el líquido que se almacenaba en su estómago por la cirrosis, desarrolló infecciones de la piel, que terminaron en septicemia, la que le causó la muerte.
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