El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, habló en Espacio Vital del cáncer de esófago, una enfermedad que le fue detectada al expresidente de Uruguay, José Mujica, y cuyo avance comprometió seriamente su salud en el último año.
El expresidente de Uruguay, José "Pepe" Mujica, falleció el martes 13 de mayo en Montevideo a los 89 años, un año después de que le diagnosticaran un tumor maligno en el esófago. A principios de este año, Mujica reveló que el cáncer que le fue detectado en mayo de 2024 se había extendido y que su cuerpo ya no podía soportar más tratamientos.
¿Qué es el cáncer de esófago?
El cáncer de esófago es una enfermedad que se origina en el tubo muscular que conecta la garganta con el estómago, conocido como esófago. Este órgano permite que los alimentos lleguen al estómago mediante un movimiento muscular llamado peristaltismo. Según explicó el doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, este tipo de cáncer puede ser particularmente agresivo, ya que en sus primeras etapas no presenta síntomas evidentes.
A nivel mundial, se reportan anualmente unos 700 mil casos de cáncer de esófago, con una tasa de mortalidad cercana a los 600 mil. Esta proporción casi equivalente entre diagnósticos y muertes refleja el carácter letal de la enfermedad. En países como el Perú, ocupa el noveno lugar en frecuencia entre los distintos tipos de cáncer, pero es la sexta causa de muerte por esta enfermedad. El alto índice de mortalidad se debe, en gran medida, a la detección tardía y a la falta de métodos de diagnóstico precoz.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer de esófago?
El Dr. Huerta indica que los síntomas suelen aparecer cuando el tumor ya ha crecido significativamente. El primero y más característico es la disfagia, es decir, la dificultad para tragar alimentos. Este signo puede pasar desapercibido o confundirse con otros problemas digestivos. Cuando el cáncer progresa, puede causar pérdida de peso, dolor en el pecho, ardor, sangrado e incluso obstrucción parcial del esófago, complicando aún más el tratamiento.
Respecto a los factores de riesgo, el doctor Huerta distingue entre dos tipos de cáncer de esófago: el tipo seco (o escamoso) y el tipo húmedo. El primero es el más común y está fuertemente asociado al consumo de alcohol, tabaco y bebidas extremadamente calientes. Diversos estudios han demostrado que personas que consumen té, café o sopas a temperaturas elevadas presentan un riesgo considerablemente mayor de desarrollar este tipo de cáncer.
El tratamiento del cáncer de esófago es complejo y muchas veces no logra ser efectivo si la enfermedad ya se encuentra avanzada. Suele incluir combinaciones de quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia, lo que implica una fuerte carga física para el paciente. La falta de un método de detección temprana lo hace especialmente peligroso, ya que cuando aparecen los síntomas, el cáncer suele estar bastante desarrollado.
Si bien el cáncer de esófago no cuenta con un método de diagnóstico precoz, existen indicadores indirectos a los que es fundamental prestar atención. La acidez persistente, el reflujo constante o cualquier dificultad para tragar pueden ser señales de alerta. Aunque estos síntomas no son exclusivos de esta enfermedad, sí pueden servir como advertencias tempranas que justifican una consulta con un especialista.
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