Las caries dentales son una afección frecuente que no solo afecta la salud bucal, sino que también puede tener repercusiones en el bienestar general. ¿Es posible que se transmitan a través de un acto tan común y cercano como un beso?
Aunque muchas veces se les resta importancia, las caries dentales no son un problema menor. Más allá del dolor o la incomodidad que pueden generar, su impacto puede extenderse a todo el organismo. Los dientes están conectados a través de terminaciones nerviosas que se ramifican por distintas partes del cuerpo, por lo que una carie no tratada puede desencadenar complicaciones de salud mucho más graves de lo que se suele imaginar.
La odontóloga Noemi Encinas explica que una carie profunda, si no se atiende a tiempo, puede evolucionar hasta formar una fístula dental. Esta, a su vez, puede derivar en un absceso, una celulitis facial odontogénica e incluso afectar órganos vitales. De hecho, una carie avanzada puede generar infecciones severas como una endocarditis bacteriana o una septicemia, condiciones médicas que representan un riesgo para la salud.
Encinas también detalla que las caries se desarrollan por niveles. Al principio, son incipientes y afectan solo la capa superficial del diente. Sin embargo, a medida que avanzan, penetran en capas más profundas hasta llegar al paquete vasculonervioso, compuesto por el nervio, la arteria y la vena. Es en ese punto donde la infección puede ingresar al torrente sanguíneo y alcanzar distintas partes del cuerpo.
¿Las caries pueden transmitirse a través de los besos?
Aunque resulte sorprendente, las caries sí pueden contagiarse a través de un beso. Esto se debe a que la saliva es un medio en el que viven millones de bacterias, incluidas las responsables de provocar caries. Cuando una persona besa a otra, especialmente en un beso profundo, hay un intercambio directo de saliva, lo que facilita que estas bacterias pasen de una boca a otra.
Si la persona receptora tiene una higiene oral deficiente o condiciones favorables en su cavidad bucal -como una dieta alta en azúcares, poca producción de saliva o esmalte dental debilitado- estas bacterias pueden adherirse a los dientes y comenzar el proceso de descomposición del esmalte. De esta forma, aunque no se heredan ni se pegan de forma inmediata, sí se incrementa significativamente el riesgo de desarrollar caries por esta vía.
Por otro lado, para prevenir este tipo de situaciones, es fundamental utilizar un cepillo adecuado a las necesidades de cada persona. La elección no debe ser al azar. Según Encinas, se debe tener en cuenta la forma del diente, del arco dental, e incluso el tipo de mucosa bucal. Por eso, existe una gran variedad de cepillos en el mercado, diseñados para adaptarse a las distintas formas de la boca y asegurar una limpieza efectiva.