Si bien la ciencia permite que una mujer se embarace de un difunto, muchas interrogantes surgen con esta polémica práctica. Conozca la opinión de especialistas.
A raíz del caso de la neoyorquina que solicitó extraer los espermatozoides de su difunta pareja para conservarlos y con el tiempo tener un hijo suyo, este polémico tema ha generado diversas reacciones.
Según el doctor Julio Dueñas, director científico del Centro de Fertilidad Procrear, es posible científicamente lograr la concepción con espermas de un difunto. "Para extraer los espermatozoides de un hombre muerto es necesario una punción a nivel de epidídimo, y si ésta se realiza dentro de las 24 horas siguientes a la muerte, estas células se encontrarán en condiciones normales, siendo útiles para la concepción mediante reproducción asistida".
Explicó que para lograr esto, es necesario utilizar el médodo de la fertilización in vitro. "De acuerdo a la cantidad de espermatozoides obtenidos mediante la punción del epidídimo, que por lo general es baja, se puede optar para procrear tanto la fertilización in vitro convencional, como el ICSI (Inyección Intracitoplasmática del espermatozoide). Por ser baja la cantidad, el ICSI es la técnica que más se utiliza en estos casos, puesconsiste en introducir, mediante una microaguja, un espermatozoide en el citoplasma del óvulo de forma directa", añade el especialista.
Si bien la ciencia permite que una mujer se embarace de un difunto, ¿es esto legal en nuestro país? Según el abogado Enrique Varsi Rospigliosi, especialista en temas de derecho genético, explicó que "no existe norma en el Perú que restrinja la fecundación post morten. El problema radica en la acreditación legal de la filiación de la descendencia nacida de las mismas, que tiene un plazo de 300 días siguientes a la disolución del marido".
En otras palabras, la descendencia será del marido siempre que nazca dentro de los 300 días siguientes a su muerte; éstos se llamarán los hijos póstumos. "Cuando se produce una técnica reproductiva fuera de estos plazos surge el hijo súper póstumo, y aquí la legislación no garantiza al dueño del semen como progenitor de este hijo", señalo el abogado.
Polémica en torno a la fecundación in vitro
Para algunos médicos, la sola técnica de fecundación in vitro no es recomendable. Según informa Aciprensa, admitir la fecundación extracorpórea implica autorizar no sólo que las personas concebidas por este procedimiento sean objetos de manipulación, sino que, en la mayoría de los casos, se produzcan abortos que, aunque no fueran directamente queridos, son previsibles y por tanto moralmente ilícitos.
Asimismo, la fuente indica que la fecundación extracorpórea, al generar una vida fuera de su lugar natural, acarrea el problema que se agrava hasta límites insospechosos en caso que la madre que recurrió a la técnica, muera o se niegue a recibir a su hijo en su seno.
Finalmente, plantean el dilema de qué hacer con los embriones "sobrantes". Estos embriones son hoy "congelados", para disponer así de un "lote de reserva" para proceder a nuevos intentos de transferencia si el primero fracasaba, lo cual significa un grave atentado contra la dignidad de una persona someterla a congelamiento o cualquier otro proceso que detenga su normal desarrollo, explica la agencia católica.
Según el doctor Julio Dueñas, director científico del Centro de Fertilidad Procrear, es posible científicamente lograr la concepción con espermas de un difunto. "Para extraer los espermatozoides de un hombre muerto es necesario una punción a nivel de epidídimo, y si ésta se realiza dentro de las 24 horas siguientes a la muerte, estas células se encontrarán en condiciones normales, siendo útiles para la concepción mediante reproducción asistida".
Explicó que para lograr esto, es necesario utilizar el médodo de la fertilización in vitro. "De acuerdo a la cantidad de espermatozoides obtenidos mediante la punción del epidídimo, que por lo general es baja, se puede optar para procrear tanto la fertilización in vitro convencional, como el ICSI (Inyección Intracitoplasmática del espermatozoide). Por ser baja la cantidad, el ICSI es la técnica que más se utiliza en estos casos, puesconsiste en introducir, mediante una microaguja, un espermatozoide en el citoplasma del óvulo de forma directa", añade el especialista.
Si bien la ciencia permite que una mujer se embarace de un difunto, ¿es esto legal en nuestro país? Según el abogado Enrique Varsi Rospigliosi, especialista en temas de derecho genético, explicó que "no existe norma en el Perú que restrinja la fecundación post morten. El problema radica en la acreditación legal de la filiación de la descendencia nacida de las mismas, que tiene un plazo de 300 días siguientes a la disolución del marido".
En otras palabras, la descendencia será del marido siempre que nazca dentro de los 300 días siguientes a su muerte; éstos se llamarán los hijos póstumos. "Cuando se produce una técnica reproductiva fuera de estos plazos surge el hijo súper póstumo, y aquí la legislación no garantiza al dueño del semen como progenitor de este hijo", señalo el abogado.
Polémica en torno a la fecundación in vitro
Para algunos médicos, la sola técnica de fecundación in vitro no es recomendable. Según informa Aciprensa, admitir la fecundación extracorpórea implica autorizar no sólo que las personas concebidas por este procedimiento sean objetos de manipulación, sino que, en la mayoría de los casos, se produzcan abortos que, aunque no fueran directamente queridos, son previsibles y por tanto moralmente ilícitos.
Asimismo, la fuente indica que la fecundación extracorpórea, al generar una vida fuera de su lugar natural, acarrea el problema que se agrava hasta límites insospechosos en caso que la madre que recurrió a la técnica, muera o se niegue a recibir a su hijo en su seno.
Finalmente, plantean el dilema de qué hacer con los embriones "sobrantes". Estos embriones son hoy "congelados", para disponer así de un "lote de reserva" para proceder a nuevos intentos de transferencia si el primero fracasaba, lo cual significa un grave atentado contra la dignidad de una persona someterla a congelamiento o cualquier otro proceso que detenga su normal desarrollo, explica la agencia católica.
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