La auto agresividad es uno de los síntomas más característicos. No obstante, un pequeño depresivo también muestra actitud violenta hacia otros.
Si su niño muestra actitudes violentas, como insultar a sus compañeros de clase, amigos y familiares y además tiende a golpearlos, puede estar sufriendo un cuadro depresivo, advirtieron especialistas de la Estrategia Sanitaria Nacional de Salud Mental y Cultura de Paz, del Ministerio de Salud (Minsa).
Ante ello, es importante acudir en primera instancia al establecimiento de salud más cercano para realizar una evaluación oportuna y, de esta manera, brindar al niño el soporte y atención adecuados, y de ser necesario, se derivará al paciente a un centro de mayor complejidad de atención.
Los miembros de la Estrategia de Salud Mental explicaron que también la auto agresividad, expresada en accidentes frecuentes, es un síntoma de dicho estado emocional. A diferencia de las personas adultas, esas son las características más importantes de un niño que sufre de depresión, especificaron.
Sin un tratamiento especializado, estos niños pueden desarrollar mayores depresiones; estar expuestos al aumento del riesgo suicida, y a la aparición de conductas violentas hacia otras personas. Asimismo, con el tiempo, pueden asumir estilos de vida no saludables, y enfrentar los retos que impone la vida en sociedad con escasas habilidades de comunicación.
Los niños también pueden expresar la depresión en su rendimiento escolar. Las bajas notas y el desgano para hacer las tareas del colegio son algunas de las características. Los profesores, tutores o encargados deben estar atentos a esta situación y comunicarla a los padres de familia, para que sean remitidos al tratamiento recomendado.
Muchas veces tienden a la somatización, que es un trastorno que provoca síntomas corporales como el dolor de barriga pero sin que exista una causa orgánica que lo provoque.
Al somatizar, el niño puede quejarse de dolor abdominal, cefalea, y dolores musculares, sobre todo en la espalda, afirmaron los especialistas. El somatizar es una afección psíquica que se transforma en orgánica, detallaron.
Otra característica es la tendencia del niño a aislarse, a evitar jugar con sus amigos o con sus hermanos, manifestar estados de tristeza y llorar con frecuencia. Los padres de familia y los tutores escolares deben estar atentos ante la aparición de este tipo de conductas.
Ante ello, es importante acudir en primera instancia al establecimiento de salud más cercano para realizar una evaluación oportuna y, de esta manera, brindar al niño el soporte y atención adecuados, y de ser necesario, se derivará al paciente a un centro de mayor complejidad de atención.
Los miembros de la Estrategia de Salud Mental explicaron que también la auto agresividad, expresada en accidentes frecuentes, es un síntoma de dicho estado emocional. A diferencia de las personas adultas, esas son las características más importantes de un niño que sufre de depresión, especificaron.
Sin un tratamiento especializado, estos niños pueden desarrollar mayores depresiones; estar expuestos al aumento del riesgo suicida, y a la aparición de conductas violentas hacia otras personas. Asimismo, con el tiempo, pueden asumir estilos de vida no saludables, y enfrentar los retos que impone la vida en sociedad con escasas habilidades de comunicación.
Los niños también pueden expresar la depresión en su rendimiento escolar. Las bajas notas y el desgano para hacer las tareas del colegio son algunas de las características. Los profesores, tutores o encargados deben estar atentos a esta situación y comunicarla a los padres de familia, para que sean remitidos al tratamiento recomendado.
Muchas veces tienden a la somatización, que es un trastorno que provoca síntomas corporales como el dolor de barriga pero sin que exista una causa orgánica que lo provoque.
Al somatizar, el niño puede quejarse de dolor abdominal, cefalea, y dolores musculares, sobre todo en la espalda, afirmaron los especialistas. El somatizar es una afección psíquica que se transforma en orgánica, detallaron.
Otra característica es la tendencia del niño a aislarse, a evitar jugar con sus amigos o con sus hermanos, manifestar estados de tristeza y llorar con frecuencia. Los padres de familia y los tutores escolares deben estar atentos ante la aparición de este tipo de conductas.
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