Esta enfermedad es la segunda enfermedad neurológica que más afecta a los peruanos, después del alzheimer.
El mal de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por temblor en las extremidades debido a la muerte acelerada de neuronas. Si bien no existen cifras oficiales, en el Perú se estima que más de 30 mil personas sufren de este mal. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Parkinson afecta a 7 millones de habitantes, con casi 470 mil casos nuevos al año.
Los hombres son los más afectados con la enfermedad. El médico neurólogo Javier Huamaní explica que la edad puede ser un factor de riesgo. “El mal suele presentarse con más frecuencia después de los 60 años, pero se han registrado casos de personas con esta enfermedad que no cumplen los 25 años, a ese le llaman Parkinson juvenil”, comenta.
Elmer Huerta, Consejero Médico de RPP Noticias, comenta que entre los signos que pueden indicar que una persona podría estar desarrollando la enfermedad de Parkinson se encuentran el temblor muscular involuntario en los dedos de las manos o el mentón.
“Un cambio en la caligrafía es también una señal de alerta. Una escritura cada vez más pequeña y letras muy pegadas unas a otras son observadas. La pérdida del olfato, moverse demasiado o violencia al dormir, rigidez en el movimiento de brazos y piernas, estreñimiento sin causa, voz baja, rostro sin expresión, desequilibrio al ponerse de pie y cambio en la postura son algunas de las señales”.
El diagnóstico y tratamiento del Parkinson se da en los primeros niveles de atención en establecimientos médicos del país. Un médico general o un neurólogo son los profesionales a cargo del manejo de pruebas precisas.
Jessica Castro, médico geriatra de Clínica Internacional, afirma que si bien la enfermedad no tiene cura, se usa un tratamiento con fármacos para mitigar los movimientos involuntarios.
“Además de las medicinas que incrementan la dopamina, una hormona que ayuda a controlar los temblores, se puede optar por la cirugía de estimulación cerebral profunda, una operación de costo alto que por medio de una especie de marcapasos reduce los problemas de movimiento, pero no evita el avance. La fisioterapia y el ejercicio continuo también ayuda”, concluye.
Si bien esta enfermedad no tiene cura, los avances médicos buscan dar calidad de vida a los pacientes.
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