Investigación del National Eye Institute de EE.UU. determinó que el ojo no es estéril como se creía, sino que aloja poblaciones de bacterias que protegen contra ‘invasores’.
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Durante años se pensó que la superficie del ojo era estéril, debido a la presencia de una enzima llamada lisozima, que destruye las bacterias o microbios que puedan llegar desde el aire o en los dedos. Sin embargo, una reciente investigación que se realizó en el National Eye Institute de Estados Unidos (Instituto Nacional del Ojo - NEI, por sus siglas en inglés) demostró en ratones la existencia de una microbiota ocular.
"Esta es la primera evidencia de bacterias que viven en la superficie ocular a largo plazo", explicó Rachel Caspi, Ph.D., investigadora senior en el Laboratorio de Inmunología de NEI.
De acuerdo al estudio, los microbios residentes en el ojo son esenciales para las respuestas inmunes que protegen este órgano de una posible infección.
Los investigadores cultivaron bacterias de la conjuntiva (membrana que recubre los párpados) de ratones. Encontraron Corynebacterium mastitidis (C. mast), que inducen la producción de Interleucina, una sustancia de defensa inmunológica que ataca al 'invasor', por medio de lágrimas que liberan proteínas antimicrobianas. "Esta bacteria es como una especie de guardián de la salud del ojo, que está atenta", destaca Elmer Huerta, asesor médico de RPP Noticias.
Vive en el ojo. Es un comensal
Por medio de varios experimentos, los estudiosos del NEI lograron corroborar que estas "bacterias buenas" son residentes y no transitorias que aterrizan del ambiente. Además, comprobaron que no se propagaban entre los ratones, incluso después de ocho semanas de compartir la misma jaula.
"Se transmite de madre a feto durante el embarazo y el nacimiento. El ratoncito nace con su población de bacterias que van a proteger los ojos, porque la madre se los dio", señala Huerta.
La ciencia lo ha dicho antes, el ser humano alberga bacterias que son beneficiosas, como aquellas que se alojan en la piel y que debemos evitar eliminar con las duchas excesivas.
Entonces, dice el experto, no favorece que al menor enrojecimiento del ojo, se coloquen gotas con antibióticos, porque "estamos matando las bacterias buenas que nos protegen y se favorece el desarrollo de bacterias patógenas".
"Este estudio es muy interesante porque rompe el dogma de que el ojo es estéril, es decir, no tiene microbios, y nos da una aplicación práctica: el uso de antibióticos en los ojos no debe ser hecho a la ligera sino solamente cuando hay indicaciones muy precisas", finaliza Huerta.
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